Octavio tenía 20 años. Murió intentando rescatar a su compañero de trabajo cuando pintaban un tanque con químicos sin el equipamiento necesario en la textil Somartex, en el distrito de La Matanza. No fue accidente. Las condiciones laborales a las que son sometidos los jóvenes en todo el país tienen nombre: precarización laboral. Y la precarización laboral, mata.

Este martes, familiares, amigues y organizaciones políticas y sindicales exigieron justicia por Octavio frente a la fiscalía de G. de Laferrere y en las puertas de la fábrica. Un recorrido que deja en claro que la precarización es premeditada y tiene responsabilidad empresarial y política.

Octavio y su compañero, que estuvo hospitalizado, trabajaban 12 horas diarias en Somartex con la promesa de ser registrados. Aún así, sus ingresos no superaban la mitad de la canasta de pobreza, hoy de $66.488. La tarea que les encomendaron (pintar con químicos peligrosos el interior de un tanque), con los elementos que les brindaron (solo con una máscara para los dos y una escalera inestable), habla de una empresa que no quiso poner los recursos para garantizar las medidas de seguridad.

El pedido de informe a la Municipalidad de La Matanza, para que se envíe la documentación de habilitación de la fábrica, empleados y protocolos de seguridad, no fue contestado. La (ir)responsabilidad de las empresas son apañadas por un gobierno que deja pasar estas prácticas. Así se entiende cómo hoy un 65% de la juventud trabajadora está precarizada, poniendo el cuerpo y la vida para sobrevivir.

Al grito de ¡justicia! y ¡basta de precarización laboral!, conscientes de que no queremos más Octavios, acompañamos y rodeamos de solidaridad a su familia y amigues con la UJS- Partido Obrero. Urge el reclamo de trabajo seguro, para que ningún pibe tenga que elegir entre morir de hambre o perder la vida. Justicia por Octavio. Basta de precarización laboral.

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