Sindicales

19/9/2001|722

Crónica desnuda la conciliación voluntaria

La Ciudad de Buenos Aires tiene su propia Ley de Relaciones del Trabajo, la 265. Los aliancistas consideran que su articulado alberga una perla: la “conciliación voluntaria” para resolver conflictos. Con ella la “sociedad civil” resuelve por sí sola los conflictos, bajo la protección de la autoridad de aplicación (el Estado). Si los obreros incumplen con este trámite son pasibles de despido con causa, sin indemnización. Si lo hace la patronal, es multada en hasta 5.000 pesos, nada más.


Aunque la ley tiene vigencia parcial porque están reglamentados sólo algunos tramos, no faltan “adelantados”: la Utpba y la Federación Gráfica Bonaerense, por ejemplo.


En Crónica, los compañeros de prensa desafiaron con su piquete a los 150 policías y a la presión patronal de todo orden durante una semana. Apelando a la “conciliación voluntaria”, sin embargo, la Utpba levantó la huelga sin la reincorporación de los 30 despedidos. Antes de eso, la FGB de Ongaro había picado en punta con otra “conciliación voluntaria”, lo que impidió la unificación de la lucha de ambos gremios.


La burocracia de la comisión interna gráfica había abonado el terreno al levantar cualquier acción a pesar de tener 4 activistas en la calle, uno de ellos con cobertura gremial como congresal de la Naranja. La Utpba no declaró la huelga, por lo que no habiendo “conflicto colectivo”, los esbirros de la Bullrich zafaron de tener que decretar conciliación “obligatoria” con los despedidos adentro.


Ahora, casi todos los despedidos de Crónica están en la calle. Sólo tres de prensa y dos de gráficos han entrado. Incluso tres compañeros de prensa y una compañera de gráficos con cobertura gremial y hasta con orden judicial de reinstalación, están en la calle.


Con lo que no contaban la patronal y la burocracia sindical es con la tenacidad del activismo. La totalidad de los despedidos está en lucha. En prensa se prepara la vuelta al paro general; hay calentura agravada porque les descontaron fortunas por los días caídos. A los despedidos no les pagan un mango del salario de sus “licencias especiales” y el resto de los compañeros siguen con deudas salariales enormes.


En gráficos, la presión de bases llevó primero a la renuncia de un delegado, después a la división de los restantes y finalmente se impuso por presión de todos los turnos de rotativas el llamado a la asamblea general, que jamás quisieron hacer, para defender a las compañeras despedidas.


Bravo por los compañeros de Crónica. Están superando la perfidia centroizquierdista.