Sindicales

12/8/1987|194

Ctera: quien quiera la unidad debe salir a la lucha

Los maestros tucumanos están en paro por tiempo indeterminado. La huelga general de los docentes universitarios se amplía día a día. Santiago del Estero está en huelga. Los docentes riojanos han reiniciado la lucha por el atraso en el pago de sueldos. Los maestros de la provincia de Buenos Aires están en franca ebullición. UDA se ha visto forzada a declarar un paro de 96 horas, ante la postergación salarial de los docentes nacionales que ganan un 30 % menos que sus pares provinciales o municipales.

En cifras, más de la tercera parte del gremio está en lucha y otro tanto está en los prolegómenos. Son los propios sindicatos controlados por la Celeste (Tucumán, nacionales, Suteba) los que están sacudidos por el movimiento huelguístico. Como dato adicional, esta irrupción se da luego de la fractura de CTERA armada por Alderete y la Celeste, que perseguía justamente abortar una irrupción huelguística generalizada del gremio docente. Los propios mandatos votados en las asambleas de las entidades de base del Suteba (y que Mary Sánchez ocultó celosamente) reclamaban un plan de lucha consecuente contra el hambreamiento.

En este cuadro de situación, la Celeste ha convocado a las entidades que le son adictas a “continuar el V Congreso” el 14 de agosto. Horas después —el 15— se reúne el Confederal de CTERA, para resolver sobre un plan de lucha de paros de 24, 48 y 72 horas que ya ha sido refrendado en varias asambleas de base.

La Celeste fracturó el V Congreso premeditada-mente, al tomar conciencia de que estaba en desventaja para imponer a tabla rasa la continuidad de la tregua con el gobierno y una dirección hegemónica en la CTERA en componenda con sectores de la Morada radical. Ante la derrota, a pesar del fraude en la elección de congresales, optaron por el mal menor: sembrar la confusión y paralizar las iniciativas de lucha. Estas, sin embargo, no han podido ser contenidas y la propia Celeste está ante el “drama” de sacar un plan de lucha de sus propias entidades. Pero, además, el bloque de la Celeste pasa por una gran crisis, porque hasta aquí colocaron todas sus fichas a Alderete y los 15, y esta fracción derechista de la burocracia sindical está al borde de la quiebra. Es en este sentido que deben verse los enfrentamientos hasta aquí con sordina entre Garcetti, Mary Sánchez y Solimano, y la oposición que sufren de dirigentes de las provincias.

Arizcuren y la coalición multicolor: una dirección vacante

La dirección de Arizcuren fue sorprendida por la crisis del V Congreso y fracasó en sus reiterados intentos por llegar a un acuerdo con la Celeste. Ahora el propio Arizcuren reconoce que ha entablado negociaciones con la dirección Celeste, pero parece que el acuerdo choca con las resoluciones del V congreso, que fueron más lejos de lo que hubiera querido Garcetti y Arizcuren en dos aspectos: a) el plan de lucha; b) la reincorporación de las entidades de bases proscriptas. La solución “democrática” a este impasse podría ser la convocatoria a un Congreso sobre la base del voto directo y no mediante la elección de delegados por asambleas. Esto significaría el reemplazo de la organización combativa de CTERA por el verticalismo burocrático, en esas elecciones directas intervendría el Estado con sus recursos económicos, institucionales y represivos.

El torrente de luchas en el gremio, y el plan de 24, 48 y 72 hs. chocan con la política burocrática. La tarea es impulsar, a partir de las asambleas de las entidades de base, el movimiento huelguístico e impulsar la lucha a nivel nacional para que las bases arranquen la unidad combativa de CTERA, independiente del Estado patronal.