En septiembre inició un nuevo ciclo formativo de residentes y concurrentes en los efectores sanitarios, una formación de posgrado altamente calificada y remunerada, pero con condiciones de extrema precarización laboral. El mes pasado tuvo lugar el concurso para acceder a los cargos, donde miles de profesionales eligen su especialidad a la hora de rendir el examen. Este proceso, de por sí tortuoso, al que se sometieron médicxs, kinesiólogxs, trabajadores sociales, nutricionistas y diversas profesiones del área, dejó un panorama desfavorable para el sistema sanitario en su conjunto debido a los cargos vacantes en especialidades importantes para el acceso a la salud de la población. Si bien se inscribieron más profesionales que los cargos ofrecidos, la elección previa por especialidad expone una deserción en áreas como medicina clínica, pediatría, terapia intensiva, medicina familiar, entre otras.

Los números

En el área de terapia intensiva, para los 139 cargos que ofrecía el concurso unificado, se postularon 91 medicxs. En pediatría se postularon 379 para 411 cargos. Clínica Médica tuvo 45 inscriptos por debajo de los cupos y medicina general alrededor de 100 inscriptos menos. Neumonología tuvo 10 inscriptos menos que la oferta. Si bien en futuras instancias los profesionales que eligieron otras especialidades y no obtuvieron cupo podrían readjudicar en las especialidades vacantes, la tendencia supone que esto no ocurrirá y numerosos cargos quedarán sin cubrirse. También hay que sumarle la migración de profesionales hacia residencias en los sectores privados. La vacancia de dichos cargos significa menos personal para la atención en los hechos y, a futuro, un déficit de profesionales especialistas en las áreas nombradas. Dicha deserción contrasta con otras profesiones médicas, como dermatología, anestesiología, oftalmología o diagnóstico por imágenes (donde hay 200 inscriptos más que los cupos ofrecidos).

La elección de lxs profesionales expresa un rechazo a áreas de formación con trabajo mas extenuante, malas condiciones laborales y poca perspectiva económica, características de las residencias clínicas. Este combo expulsivo hace que cada vez menos médicxs quieran formarse en especialidades sumamente necesarias para la población. Estas profesiones son las que realizan el ingreso, diagnóstico y seguimiento de pacientes internadxs, incluso en casos graves como el requerimiento de cuidados intensivos. En el caso de la medicina familiar es un área que además se encarga de la atención primaria en salud, es decir, la prevención y el acercamiento más estrecho con la comunidad. No hace falta explicar la vital necesidad de pediatras para garantizar la salud de las infancias.

Otra controversia se expone en el crecimiento de postulantes de profesiones interdisciplinarias a pesar de la continua falta de cupos, como psicología o kinesiología.

Los responsables

La cantidad de inscriptos expresa que la residencia sigue siendo la opción de formación muy elegida, pero las deplorables condiciones a las que lxs profesionales son sometidos en hospitales vaciados y la falta de salida laboral estable hace tambalear al sistema de salud aún más. El Estado resulta ser el responsable de esta deserción, precarizando a residentes y concurrentes, y permitiendo la vejación de derechos laborales con jornadas semanales de más de 70 hs, maltrato laboral y falta de condiciones. A la precarización se suman salarios que no llegan a cubrir la canasta familiar, rondando en los 320 mil pesos. El gobierno de Kicillof le ofreció a postulantes que eligieran formarse en clínica, pediatría o terapia intensiva cobrar un 15% más, pero reteniendo la matrícula por los 4 años de residencia, imposibilitando acceder a otro trabajo. Esto constituye un magro porcentaje que no compensa la enorme tarea que afrontan lxs profesionales. En CABA la situación es aún más precaria ya que no se paga ningún plus por guardia realizada. Los salarios han sido licuados producto de la inflación y el ajuste que sufrimos lxs trabajadores.

El rechazo a la explotación laboral es un llamado de atención, para fortalecerlo debemos continuar el camino de la organización y la lucha, como la Asamblea CABA, que en 2022 consiguió una recomposición salarial histórica mediante el paro y la movilización. Desde la banca legislativa del Partido Obrero-FIT hemos apoyado cada una de las luchas impulsadas por residentes y concurrentes, y colaboramos con la presentación de varios proyectos de ley por la reducción de la jornada laboral, el pase a planta de residentes y el reconocimiento de derechos, salario y ART para concurrentes. Este es el camino a seguir por condiciones dignas de trabajo, por el fin de las jornadas laborales interminables, por la reducción de guardias y el pago de las mismas.

Por cupos para todas las profesiones y por un sistema de salud público de calidad, que esté planificado para satisfacer las demandas de la población.

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