Sindicales

6/4/2006|940

De la esposa de un trabajador detenido

Carta Abierta


Me llamo Cintia, soy la compañera de un hombre especial, compañero y amigo, con el cual he compartido siete años de mi vida, con el resultado de tres hijos, de 5, 4 y 3 años. Ese hombre se llama Pablo Mansilla, trabajó toda su vida. Hasta el 8 de marzo de 2003 era sólo un oficial soldador, trabajador de Indus, que luchaba para que se le reconozca que él realizaba un trabajo de petrolero y se le pagaba como un albañil. Por eso habían estado 20 días en la ruta y cuando levantaron, lloramos porque creíamos que iban a pasar a petroleros y cobraríamos el doble. Pero la empresa Indus no cumplió.


 


El 8 de marzo, cuando se habían presentado a trabajar, Pablo y cuatro compañeros más fueron detenidos en su lugar de trabajo. La empresa Indus, su apoderado Daniel Davies, “¡oh! casualidad” fue visto la noche anterior cenando con jefes de la GOE, y el mismo día en las oficinas de personal de la empresa había estado el sargento 1º° Angulo, quien “induce a los testigos a ir a la Brigada de Investigaciones a declarar”.


 


Me contaron que en época de los milicos, las empresas señalaban a los trabajadores para que los hicieran desaparecer. Ahora en Santa Cruz señalan a los trabajadores, que después de 14 años se animaron a hacerle un paro a Indus, para que los detengan.


 


A pesar de que los detuvieron en el lugar de trabajo, no avisaron a las familias lo sucedido.


 


Cuando fui a preguntar a la Comisaría por Pablo, se pararon los gendarmes con sus chicotes en la mano queriendo intimidar. Me dijeron que estaba ahí, pero que volviera al otro día. Era mentira: ya lo habían trasladado a Caleta.


 


Empecé a vivir un infierno, el primer allanamiento lo realizaron violentamente ante mis hijos y sobrinos; después vienen a hablar de los derechos del niño.


 


Se llevaron las rodilleras y coderas que son su vestimenta de trabajo como soldador y se los entrega la empresa; ahora la jueza, para procesarlo, dice que su ropa de trabajo son elementos “de protección policial”. Señora jueza: usted no sabe nada de mi marido, yo sí sé con quién duermo, y no es un asesino, sólo es un trabajador que enfrentó a la empresa porque los pobres nos cansamos que nos pongan la mano en el bolsillo y no poder comprarle ni una bicicleta a nuestros hijos. Ignora el trabajo que hace, e ignora incluso lo que se llevaron de mi casa, pero sin importarle que destruye a una familia, usa testimonios truchos e inventa pruebas para decir “marche preso”.


 


Usted y los políticos usan la muerte del policía para tapar todas sus incompetencias, para que la lucha obrera se caiga, y nos sigan sacando plata sin que haya un reclamo.


 


Yo también quiero justicia, pero la jueza y los políticos muestran, culpando a los trabajadores de la muerte, de la que ellos son responsables, sin ninguna prueba más que ser obreros en lucha.


 


Quiero que todos digamos basta y luchemos por nuestro derechos; mi familia y yo necesitamos de todos para que se termine la burocracia que no nos apoya, los milicos en la ciudad, la persecución en la calle, en el laburo, en toda la Argentina y en especial en Las Heras.


 


Por favor, no permitamos que hoy un trabajador esté preso siendo inocente, mañana pueden ser 30.000.