Sindicales

19/12/1995|478

De la ‘expansión’ al derrumbe

El ongarismo ha cancelado por completo toda vida sindical. Es una burocracia que basa buena parte de su dominación política en la Obra Social, cierto turismo a través de la adquisición de un hotel en Mar del Plata y un trabajo de ‘timba’, mediante sorteos cada vez más asiduos de autos .


Gustan hacer gala de una administración ‘prolija’ y de predicar con ‘obras y no palabras’, en consideración de que en el plano sindical “nada se puede hacer contra la flexibilidad que engendra la tecnología” (!!!).


La obra es un nuevo sanatorio, más grande y completo que el anterior, propiedad de la OSPG, con el que se busca impresionar a la “familia gráfica”, especialmente cuando dentro de 4 meses hay elecciones en el gremio.


Pero no todo lo que brilla es oro.


El sindicato y la Obra Social abarcan Capital y Gran Buenos Aires, y hasta ahora funcionaban con una red de clínicas contratadas en el conurbano. Sus servicios se han reducido ahora a consultorios externos. Análisis, radiología, especialidades, internaciones, etc., son derivados al sanatorio central ubicado en la Capital, que se abarrota de pacientes que deben viajar horas para atenderse ellos y sus hijos.


En lugar de las clínicas son emplazados médicos zonales, pomposamente llamados ‘médicos de familia’, encargados de despachar lo que pueden y derivar a central todo lo demás.


A su vez, las radiografías se arancelaron, lo mismo que todo el servicio odontológico, y ciertos estudios complejos cuestan fortunas, como por ejemplo un cateterismo, tarifado en 300 pesos, es decir, el promedio salarial del convenio gráfico.


La cosa, sin embargo, es más grave. En una reciente reunión de la delegación sur, se informó de un  plan de ‘adherentes’ que compensaría tanta disminución numérica, producto de los despidos y cierres de taller. Sólo que cada adherente pagará 45 pesos, su esposa otro tanto y el grupo familiar 130 pesos. ¡Ideal para desocupados!


Los decretazos menemistas (292/492) se aplican en gráficos antes de que entren en vigencia. La diferenciación interna  está en plena marcha: en las zonas, el médico ‘de cabecera’ equivale al PMO y mientras tanto, se venden los servicios del sanatorio central a todo cliente dispuesto a pagar, todo financiado con nuestros aportes y nuestro patrimonio.


Pero sigamos. Ellos mismos han publicado un listado de evasores que encabeza Crónica (un multimedio en expansión), con una deuda de 350.000 dólares, contra los que no actúan “para no afectar la fuente de trabajo de los gráficos que ocupan esas empresas”. Bonito argumento que no sólo sirve a las inversiones de Héctor R. García, de Crónica; ayudó también a los vaciamientos y quiebras fraudulentas de La Razón y Fabril Financiera, por mencionar los casos más resonantes, en los que la sideral deuda a la Obra Social no solamente no impidió la quiebra, sino que además no pagaron las indemnizaciones jamás.


Como imaginará el lector de Prensa Obrera, quien justifica así la evasión patronal, de la rebaja de aportes patronales de Menem y Cavallo no dice una palabra.


En realidad, cierta continuidad de la OSPG se debe a los aportes todavía cuantiosos de 3 empresas, Clarín, Atlántida y La Nación, cuyos trabajadores aportan más de 100.000 dólares mensuales sin usar los servicios, debido a que tienen prepagas complementarias (Médicus, Doctos, AMSA), viejas conquistas internas aún en pie.


De manera que de los ‘servicios en expansión’ y la ‘administración prolija’ pasamos literalmente al derrumbe, esto sin considerar el impacto en el tiempo que producirán la rebaja de aportes patronales y la rebaja de salarios en curso en el gremio.

    

El ongarismo oculta además que, con las reformas privatistas, la Obra Social Gráfica, con un inflado universo de 62.000 beneficiarios, está condenada. En las sombras, con los movimientos descriptos, preparan en realidad la asociación futura a algún pulpo privado, que marcará el fin de la Obra Social del primer sindicato argentino.


Esta estafa será parte central de la denuncia política y el programa de lucha de la Naranja Gráfica, para expulsar a la burocracia ongarista en el proceso electoral que debuta en estos días con la elección de junta electoral.