Sindicales
15/8/2002|767
De la victoria del Acampe al Encuentro de Empresas Ocupadas
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El gobierno había ordenado una movilización excepcional de las fuerzas de seguridad para impedir el Acampe Piquetero en la Plaza de Mayo, con 2.000 policías como avanzada, el doble de los efectivos asignados el día anterior frente a la CTA y CCC, y un despliegue similar al del 26 de junio, cuando se produjo la masacre del Puente Pueyrredón.
Todo este desplazamiento de fuerzas fue derrotado políticamente cuando se hizo claro que la decisión de las fuerzas que convocaron al Acampe (Bloque Piquetero Nacional, Movimiento Independiente de Jubilados y Desocupados, Barrios de Pie) era inquebrantable.
Habían pasado apenas las 18 horas del miércoles 7 de agosto, cuando la cabeza de columna de la movilización, precedida por un triple cordón de seguridad, llegó a escasos metros del bloqueo dispuesto por la Policía Federal. Ante el planteo de ésta de que sólo dejaría pasar a los manifestantes a condición de cachearlos uno a uno e impedir el paso de las carpas, las organizaciones piqueteras se plantaron con firmeza. En un clima de enorme tensión la plana mayor del operativo quedó en consultar, pero “en el gobierno pocos sabían qué decir: el presidente no estaba en el país y el ministro de Seguridad y Justicia, Juan José Alvarez (quería) derivar en su subsecretario, que no asumió aún, este terreno enjabonado que es la vida de los demás en la Argentina” (Clarín, 8/8).
Minutos después, al abrirse el vallado dispuesto en Perú y Diagonal, cobraba forma la derrota política del gobierno frente al Acampe.
Antes, las organizaciones habían hecho un acto en Repsol-YPF en apoyo a la lucha de los piqueteros del norte de Santa Cruz (prolongada luego en Chubut) exigiendo puestos de trabajo genuinos a las petroleras, una reivindicación que nació en el norte de Salta y que fue recogida por la Asamblea Piquetera. El acto puso de manifiesto que el Bloque del Acampe es la única referencia nacional del movimiento de lucha de los explotados que se manifiesta por doquier en el país.
Victoria política
La Asamblea Nacional de Trabajadores (convocada por el BPN y el MIJD) realizada en Villa Domínico el 22 y 23 de junio había resuelto la ocupación de los puentes y accesos a la Capital, concretada el 26 de junio, este Acampe y el Encuentro de fábricas ocupadas y sindicatos en lucha, que tendrá lugar el 24 de agosto. Todas y cada una de estas decisiones votadas se cumplieron a rajatablas. La democracia obrera no se agota en el voto o en la posibilidad de opinar, sino en la capacidad para imponer ese voto y esa opinión al Estado capitalista. Cumpliendo con el mandato, la Asamblea reveló homogeneidad política y una dirección. Este es el método de la clase obrera. Al marchar a las plazas en cumplimiento de las decisiones de sus asambleas, refrendadas de conjunto en una Asamblea Nacional, los piqueteros actuaron como una representación soberana de los trabajadores en lucha frente al Estado capitalista. Esta metodología está haciendo su trabajo de zapa del burocratismo atroz de las direcciones tradicionales.
El Acampe encadenó un conjunto de reivindicaciones obreras y populares a una perspectiva política: por otro Argentinazo, fuera Duhalde y el FMI y por un gobierno de trabajadores. La prensa no se equivocó al diferenciar la marcha de la CTA y CCC del día anterior (“Desocupados marcharon para rechazar la visita de O’Neill”, tituló La Nación, 7/8) con la del Acampe; el Acampe enjuició al gobierno Duhalde como responsable de la aplicación de la política del imperialismo y los explotadores nacionales, no se escondió detrás de O´Neill para absolver a Duhalde. El Acampe expresó, como nunca antes, la unión de los piqueteros y las Asambleas Populares – una columna de más de 2.000 manifestantes representativos de 44 Asambleas se hizo presente en la Plaza de Mayo al grito de “piqueteros, carajo” y acompaño el “aguante” durante un largo trecho.
…y reivindicativa
En una entrevista previa al Acampe, del Bloque Piquetero Nacional y Barrios de Pie con la ministra de Trabajo, el gobierno nacional, al igual que antes el de la provincia de Buenos Aires, abrió la posibilidad de inscribir Jefes y Jefas de Hogar que no fueron contemplados en el otorgamiento de subsidios, así como también se comprometió a viabilizar proyectos propios de las organizaciones que no fueron aceptados por las provincias o los municipios. “Tendremos una primera prueba con los 12.500 compañeros que entre el Bloque, el MIJD y Barrios de Pie presentamos en cuatro días, de toda la provincia ante el gobierno de la provincia de Buenos Aires” (PO Nº 766, 8/8). Se arrancó, también, un compromiso de aceptar proyectos “piloto” de jóvenes, en la provincia del Neuquén, para un lote restringido de compañeros, ante el reclamo reiterado de extender el plan de empleo a partir de los 16 años.
Durante el propio Acampe, se anunció la decisión de ganar las calles el 11 de octubre, día del juicio oral contra Raúl Castells, y que se realizará una reunión con el Ministerio de Acción Social por un conjunto de reclamos presentados por las organizaciones.
“Espontáneos”
Horas antes del Acampe los piqueteros de Las Heras, en Santa Cruz, arrancaban 80 puestos de Repsol-YPF, luego de la conquista de otros 31 en Pico Truncado, esta vez del gobierno provincial. Horas después, se lograba otra conquista de puestos en Comodoro Rivadavia.
Pero, ¿es cierto que “habría que separar los sucesos de Las Heras de las protestas coordinadas” como “el campamento de desocupados en la Plaza de Mayo”, y que, en aquel caso se trata de “piqueterismo puro”, “alejado de las organizaciones que buscan concentrar el descontento” y que por otra parte, “poseen un orden”? (La Nación, 4/8).
Los piqueteros de Santa Cruz tomaron el planteo de “trabajo genuino” enarbolado por la Asamblea Nacional Piquetera, lo que revela de por sí que no se trata de un movimiento espontáneo sino de una acción largamente madurada en el seno de las organizaciones en lucha. Los piqueteros del sur denunciaron la ignominia de los montos del “plan Jefes y Jefas” que, en las condiciones del costo de vida más alto de la Patagonia, son aún más irrisorios que en otros lados. Estos piquetes, por otra parte, tanto en Santa Cruz como en Chubut, actuaron con la injerencia directa de activistas nucleados en el Polo Obrero y en el Bloque Piquetero Nacional. No fue sólo un acto de solidaridad el que llevó a los protagonistas del Acampe a detenerse en las puertas de Repsol-YPF reivindicando la acción en el sur; fue el apoyo a un movimiento inspirado en los planteamientos y la lucha de los convocantes a las Asambleas Nacionales Piqueteras.
El mismo movimiento que inspiró los procesos de lucha y las conquistas antiburocráticas de todo el último período.
Las organizaciones piqueteras que conmovieron al país con el Acampe, son más que antes, un factor en la situación política nacional.