En un reciente plenario de la oposición de telefónicos, donde participaron todas las corrientes, se dio un duro debate sobre cómo dar continuidad a la marcha del miércoles 4/9 (ver PO nº 510). Si bien una nueva movilización debía realizarse sobre las empresas o sobre el sindicato Foetra, la perspectiva de la marcha sobre Foetra, defendida por el Mst, se basa en la idea de presionar a Guillán para que luche. Planteo que choca con el odio y el descrédito que la burocracia tiene ganados en la base del gremio. Incluso los sectores que apoyaron la posición de ir al sindicato, lo hicieron sobre la base de “ir a decirles que se vayan” y no de tratar de sesionar en el Sindicato, como proponía el Mst.

Cuando el 3 de mayo, 3.500 compañeros marcharon a las empresas y Guillán “se puso a la cabeza”, el reclamo original de un acta contra los despidos fue eliminado y se cambió por un pedido a la empresa de 10.000 horas “baremo” (medida de trabajos a terceros) por micro-emprendimientos organizados por la burocracia de Foetra, jubilación anticipada con descuentos extras sobre los que quedan trabajando y aumentos “por productividad”. La destrucción de las luchas y los reclamos “desde adentro”.

Posteriormente, el plenario resolvió parar y comenzar el paro de 36 horas con una columna propia, un plan de agitación en la vía pública, y una solicitada en Clarín denunciando la situación dentro de la empresa. Y una marcha a Foetra, posterior al paro, para decirle a la burocracia que se vaya. La lista Naranja participará en la marcha de repudio y plantea que es necesario pararnos sobre nuestras propias piernas, elaborar un pliego de reclamos y marchar sobre las empresas a exigir que reciban una comisión propia, que devuelvan lo que descontaron, basta de despidos abiertos o encubiertos, disolución de los micro-emprendimientos, plena vigencia del convenio colectivo de trabajo.