Sindicales

15/7/2004|859

Debemos tomarla en nuestras manos

La burocracia sutebista de Yasky-Baradel entregó sin atenuantes la lucha salarial.


En forma vergonzante, la burocracia celeste–azul y blanca (CCC) salió a batallar para imponer la propuesta del gobierno: un aumento del 11 por ciento del básico, el cual, así y todo, llega apenas a la suma indigna de 260 pesos (¡).


Para hacer pasar semejante traición, la burocracia instrumentó (una vez más) las consultas truchas, individuales, en las que presentó su colaboración con el gobierno como un gran triunfo de la lucha.


Quince seccionales celestes rechazaron la propuesta oficialista. Además, la burocracia no hizo a lugar a las decisiones soberanas de las seccionales opositoras, que rechazaron en asambleas el planteo burocrático. La burocracia de Baradel desconoció las asambleas e hizo valer las encuestas truchas armadas por los militantes celestes en esas seccionales.


La FEB, por su parte, rechazó la oferta gubernamental y convocó a un paro para el 26 de julio, al regreso del receso invernal. La FEB no se radicalizó; simplemente le pasó lo mismo que al Suteba, y se vio obligada a rechazar la miseria en un congreso convocado para resolver si se aceptaba la oferta gubernamental.


La lucha, en nuestras manos


Una vez más, la burocracia traicionó.


Más claro que nunca, aparece la necesidad de poner en pie una nueva dirección, que asuma la organización de la lucha por el salario y la defensa de las condiciones de trabajo que exige toda la docencia.


Esto se presenta como una responsabilidad inexcusable para los Sutebas opositores, que deben desenvolver un plan de lucha propio.


En este sentido, el proceso de lucha de los Sutebas de La Plata y de Bahía Blanca es un claro ejemplo.