Sindicales

27/5/2004|852

Defendamos todos a la Naranja

La burocracia ongarista ha desatado una tremenda campaña con el propósito de eliminar a la Naranja del gremio, manipulando los hechos de violencia que tuvieron lugar el viernes 14 en las cercanías de la obra social.


Recordemos que ese día una patota del sindicato intentó romper un acto convocado por la Naranja para apoyar el reclamo de reincorporación de los trabajadores despedidos por Ongaro luego de las elecciones y repudiar además la golpiza sufrida por Gabriel Beati, mientras repartía un volante frente a la clínica.


Fue esa acción gangsteril, típica de la burocracia sindical, dirigida a impedir una manifestación de trabajadores gráficos, telefónicos, periodistas, obreros de Brukman y desocupados del Polo Obrero, la que originó lo previsible: un duro enfrentamiento que concluyó con la huida de los agresores (cubierta por una guardia de infantería de la Federal).


Pocas horas después de esta provocación, los más importantes diarios comenzaron a difundir la infame especie de que intentamos “tomar” el sanatorio, de que herimos a niños y ancianos, de que destrozamos instalaciones y otras barbaridades por el estilo. Los victimarios se convertían en víctimas.


Una costosa solicitada en Clarín del domingo alertaba a la población sobre la violencia de grupúsculos no representativos; el lunes la CGT de Moyano emitió un comunicado anunciando una conferencia de prensa para condenar a los militantes del Polo Obrero, haciendo suya la versión ongarista incluso con relación a los despidos en la obra social (dice que son sólo dos, y a causa de “malos tratos contra pacientes”; una patraña inconmensurable).


El colmo del cinismo es que el comunicado de la “CGT que Lucha” sostiene que “los reclamos gremiales no deben hacerse a través de la violencia y el avasallamiento de los derechos de otros compañeros”. ¡Esto viene de los mismos que semanas atrás le molieron los huesos a palos a Basteiro! Como afirma el dicho popular: entre bomberos…


La frutilla del postre la aportó la presencia en la conferencia de prensa del Dr. Luis Duhalde, secretario de Derechos Humanos de la Nación, que sumó su repudio a los ataques contra el “compañero Ongaro” atacado por “una minoría fundamentalista”.


Que un funcionario nacional asuma una posición condenatoria sin haberse molestado en verificar lo sucedido, constituye un hecho muy grave. Eso mismo le planteamos en una carta reclamando una urgente entrevista, aún sin respuesta.


Lo peor es que a caballo de esta furibunda cruzada mediática, bancada por las patronales de prensa, que en contraste han silenciado sistemáticamente nuestros comunicado e informaciones, la burocracia difundió en los talleres el pedido de expulsión del sindicato de casi la totalidad de la dirección de la Naranja y varios de sus candidatos, y el miércoles la patronal de Casoli despidió a nuestra compañera Fernanda Helvig, desconociendo su derecho de estabilidad por tratarse de una Congresal electa.


Queda claro a esta altura que el objetivo fundamental de toda la operación iniciada con el despido de los candidatos de la Obra Social, y luego el despido de dos fiscales en New Press (reincorporados poco después por una acción de la Interna), y ahora de Fernanda, es barrer a la agrupación del gremio. La provocación montada contra el acto del viernes 14 fue sólo una excusa, antes sufrimos el hostigamiento permanente en la puerta de la clínica, la agresión a Beati y la persecución en los lugares de trabajo. De hecho, el tema de la expulsión comenzó a plantearse en una reunión de delegados verdes realizada dos semanas atrás. Sólo era cuestión de tiempo…


Ahora que la reactivación hace agua y el fantasma de un nuevo derrumbe planea sobre los trabajadores, la eliminación del activismo combativo es un objetivo invalorable.


Hemos comenzado una gran agitación en los talleres para clarificar lo ocurrido, e iniciado una acción penal y administrativa contra la provocación de la que fuimos objeto el viernes 14 por los matones de Ongaro. La defensa de la oposición clasista en el gremio gráfico ante esta descomunal ofensiva burocrático-patronal -y también gubernamental- es una obligación de todo el movimiento obrero honesto y luchador.


Rechacemos el intento de expulsión de los dirigentes y candidatos de la Naranja y continuemos la lucha por la reincorporación inmediata de todos los despedidos.