Sindicales

23/3/1993|385

Del milagro japonés a los despidos

En PO Nº 369, en el artículo “Flexibilidad en Carrier”, se pronosticó que el operativo de intoxicación cerebral e ideológica con el verso japonés de mejorar costos y eficiencia, montado por la empresa, acabaría con un achicamiento del personal. La empresa ha anunciado ahora, en efecto, un plan de retiros voluntarios o, en su defecto, despidos para el 30% del plantel.


Como también decíamos en aquel artículo, las patronales (como Carrier) buscan salvarse del quebranto recesivo que anuncia el plan Cavallo; finalmente, el año ’93 comienza haciendo real el fantasma de la recesión.


Como en Carrier, muchas fábricas y talleres han comenzado el año con planes de despidos, algunos ya concretados. Cuando en el sindicato dicen: “cada vez tenemos menos afiliados”, esto significa: “cada vez hay más despidos”.


Pero el “plan” de Carrier tiene varias aristas que anuncian un sinfín de conflictos: 1º) el gerente de planta intenta convencer a la Interna de que los promedios de los jornales en la pequeña y mediana industria metalúrgica están muy por debajo del promedio de Carrier y de que, por lo tanto, en el futuro, tomarían personal a menor nivel remunerativo; los despidos también apuntan a bajar los jornales. 2º) durante las vacaciones la empresa hizo una prueba piloto con personal contratado y algunos compañeros trabajaron parte de sus vacaciones a los“ritmos exigidos”. ¿Para qué se habrá hecho?


Por último, el nuevo “Gerente de Recursos Humanos” solicitó a la comisión interna que este ajuste se hiciera en la forma menos traumática posible, para no afectar la “confiabilidad de la empresa” ante sus clientes. Para la empresa, por supuesto, no es traumático que los trabajadores vuelvan a sus hogares sin empleo, con una indemnización en cuotas, y a largo plazo.


Ante esta situación es necesario una salida de conjunto, es necesario enfrentar a la patronal convocando una asamblea para discutir la forma y los métodos necesarios para extender el conflicto a toda la seccional y exigir un congreso de delegados en Ciudadela para llenar de solidaridad a los trabajadores de Carrier y de todo conflicto que surja en la seccional. No debemos permitir que los metalúrgicos seamos los que paguemos los platos rotos de la recesión del gobierno y la patronal.