Sindicales

15/6/1994|421

Derrota de la burocracia de la “cometa”

La asociación comercial de la Directiva del Sindicato de Obreros del Tabaco con el Fondo de Pensión Activa, se ha convertido en una derrota profunda de esta burocracia propatronal: en las dos grandes empresas el repudio a la jubilación privada ha sido monumental. En Nobleza Piccardo, los afiliados no llegan a 15 sobre 600 obreros. Las AFJP, que habían “tomado” el comedor, terminaron abandonando ante la indiferencia o la hostilidad de los trabajadores, que hacían cola en la oficina de personal para anotarse en la estatal.


Un panorama similar se observó en Massalin Particulares (1.200 obreros). La soledad de los promotores de Activa en el comedor daba lástima.


La patronal entregó las planillas de opción, pero aconsejó “esperar” con el objeto de darles tiempo a las AFJP —inútilmente, claro: no hay afiliados.


La agitación del PO y la “respuesta” del sindicato


Aparte de los volantes generales, el Partido Obrero sacó otros dos especiales para el gremio. El primero (“¿Con cuánto van?”), denunciando la posición de la Federación de Obreros del Tabaco, impactó en las dos fábricas, y el sindicato respondió con un panfleto macartista, de defensa de los chupasangres de las AFJP. Su título: “¿Ahora somos trabajadores del tabaco del Partido Obrero?”, era una confesión del golpe recibido.


El segundo volante del PO (“Ahora sabemos con quiénes y con cuánto van”) ya fue intolerable para los burócratas, que intentaron patotear a los militantes del partido que los repartían. Tanto en Massalin como en Nobleza la acción fue contraproducente: no pudieron evitar que se repartieran todos los volantes, y se ganaron el repudio de los trabajadores: “Los del PO tienen razón”, decían en Massalin. “Están desesperados estos botonazos”, se escuchó en Nobleza, donde la C.I. se dividió a la hora de enfrentarnos.


Crece la bronca


Las condiciones de trabajo no han hecho más que empeorar. La incorporación de nueva tecnología y el incremento de los ritmos de producción han desangrado a Nobleza, que pasó en pocos años de 1.200 a 600 obreros con abierta complicidad del SOT. Hoy el descontento cunde, y la empresa pretende echar lastre con un ticket canasta, equivalente a un 5%, que en el caso de los mecánicos suplanta al reconocimiento anual.


Massalin se ha lanzado a reducir personal, al principio vía “arreglos”. El despido de una veintena de compañeros agudizó la bronca: los ritmos son infernales y se presiona a los trabajadores para que acepten rebajas de categorías y de sueldos.


Como bien decía el volante que repartió el PO de Merlo, “los despidos desbordan la paciencia”. Percibiendo la situación, la empresa paró momentáneamente nuevos rajes.


La situación agobiante de los trabajadores y la debilidad y aislamiento crecientes de la burocracia abren la posibilidad de organizar la resistencia, al calor de la oleada de luchas que sacude al movimiento obrero. La inexorable declinación del menemismo, de cuya teta mamaron hasta el hartazgo estos burócratas y el obrerazo en curso, replantea la cuestión de recuperar el sindicato para los trabajadores.