Políticas

30/9/2010|1148

Derrota de Yasky, derrota K

Colaborador de la Lista 3

Más allá de fraudes y aparateadas que impugnan la pretensión de la burocracia de la CTA de ser exponente de la democracia sindical, es inconfundible que la votación representa una derrota de los K. En el universo del sector de trabajadores y obreros que se reúnen en la CTA, una mayoría contundente no quiere a los K como alternativa política, ni los ven como expresión del antiimperialismo que pretenden en sus discursos. Obviamente, los K tienen su plan B: reforzar la posición de Moyano como pivote de la regimentación sindical. Esta derrota política de Yasky es significativa, porque se dio en torno al tema de la independencia de los sindicatos del Estado. El bloque Micheli-De Gennaro no es, por su programa y su pasado de conchabos con la Alianza, la expresión adecuada de esta tendencia de autonomía obrera y menos podría capitalizarla, porque carece de un plan de lucha y de la intención de desarrollar una oposición política de clase a los K. El apoyo de esta fracción a Proyecto Sur significa que ha renunciado a ocupar un terreno político propio. La ‘accidentada’ elección en la CTA ha puesto al desnudo la tendencia a la independencia de clase de una parte considerable de los trabajadores frente a gobiernos democráticos y peronistas. En esto también se repite la historia -como una espiral ascendente. Volvemos a los mejores momentos de las cuatro décadas pasadas, con la ventaja de la experiencia acumulada. La independencia del proletariado del Estado y del nacionalismo burgués es el eje estratégico de la situación latinoamericana actual.

Pocos han remarcado, por otro lado, que la acefalía en que ha entrado la CTA tiene que ver con una circunstancia que parece ‘estatutaria’, pero que es política: la falta de representación proporcional en los órganos directivos. El que gana se lleva todo; en esto los recientes rivales coinciden sin reparos. Es claro, sin embargo, que el unicato sindical es una condición para la integración de los sindicatos al Estado, pues apunta a reforzar la burocratización y la dependencia que crea respecto a los favores de los poderes públicos. También apunta a que el clasismo no tenga derecho de piso en las directivas; en varias localidades, los votos obtenidos por la Lista 3 Frente de Unidad Clasista la habilitarían para integrar las directivas regionales en un régimen de representación proporcional. La lucha contra la acefalía de la CTA, contra su división y contra su carácter burocrático plantea la representación proporcional en sus órganos dirigentes y en los de los sindicatos afiliados.