Axel Kicillof fue el invitado estrella del plenario de delegados de UPCN de la provincia de Buenos Aires. Entre los anfitriones estuvieron Fabiola Mosquera, titular de UPCN desde mediados del 2022, y Héctor Nieves, tesorero de la organización, ex mano derecha del fallecido Carlos Quintana y uno de los tres secretarios generales de la CGT regional “unificada”. En menos de una semana, Kicillof jugó fuerte en defensa del sindicalismo empresarial con la vista puesta en sumar adhesiones a su reelección y granjearse la confiabilidad del aparato pejotista que le es esquivo.

También, para explotar en beneficio propio el rol bombero de las luchas que practican UPCN y la CGT. Está por verse si este coqueteo con la más recalcitrante y vieja burocracia sindical preanuncia un cambio en las relaciones del gobierno del Frente de Todos con las CTAs kirchneristas y la dirección de ATE, que pretendían fungir como caballos del comisario.

El aspirante a la reelección concurrió días atrás al cónclave cegetista de la “unidad” y este lunes pasado desembarcó con todo el núcleo duro del kicillofismo en UPCN, el sindicato estatal y rival de la también oficialista ATE .“Con los trabajadores para seguir recuperando el salario”, arengó Kicillof al plenario de un gremio donde toda oposición es expulsada sumariamente. En verdad no hay “recomposición salarial”, sino una pérdida de 25 puntos que se arrastra desde la nefasta gobernación de Vidal.

El visto bueno de UPCN – y también de ATE- al acuerdo paritario con Kicillof dejó a la masa de estatales entre 40 y 50 mil pesos por debajo de la canasta básica de febrero. Los salarios son la variable de ajuste para pagar la usurera deuda externa, reconocida integralmente por Kicillof.

Como hiciera Cristina cuando se calzó la gorrita de “Pedraza conducción” -el responsable del operativo criminal que asesinó a nuestro compañero Mariano Ferreyra- también Axel Kicillof se subió al caballo del modelo sindical que representaría UCN. Otro paso a la derecha avalando a una burocracia que está entre las más corruptas y mafiosas del podrido sindicalismo empresarial. El modelo que saluda Kicillof incluye los 32 años de mandato de Carlos Quintana y de su mano derecha y tesorero Héctor Nieves. Muerto Quintana en el 2022, Nieves sigue en el mismo y estratégico cargo de recaudador de la “familia”, como se conoce a la cúpula de UPCN, y es el verdadero capomafia de los oscuros negocios de la burocracia.

La “familia” estuvo con todos los gobiernos. Sostuvo la candidatura presidencial de Scioli en el 2015, luego transó con el gobierno macrista y se embarcó en la fracasada reelección de Vidal en el 2019, para más tarde buscar reconciliarse con Kicillof cuando éste accedió a la gobernación. A principios del 2023, Nieves y Mosquera -la secretaria general “pantalla” de UPCN- anunciaron su apoyo a la fórmula Kicillof gobernador. Jugando a dos puntas, cedieron el camping del sindicato al intendente platense del PRO Julio Garro para que hiciera su acto de lanzamiento electoral por la reelección de la intendencia de La Plata. Kicillof no puede argumentar que se trata de una nueva etapa de UPCN posterior al fallecimiento del ubicuo y mafioso Carlos Quintana.

Nieves representa la continuidad del quintanismo y debería dar cuenta -en su condición de eterno tesorero- por las denuncias de defraudación contra el Ioma entre el 2016 y el 2018 vía empresas de servicios -armadas por la burocracia- que cobraban sobreprecios y fraguaban internaciones truchas en complicidad con la dirección vidalista de la época.

Quintana murió impune con acusaciones por lavado de activos y contrabando de divisas. El fallecido jefe de Nieves se hizo conocido por su cinismo al declarar que la plata que tenía “la había ganado en un sorteo del Loto”. El prontuario de esta burocracia lo tiene al recaudador Héctor Nieves en primera línea, amante de la vida lujosa y de los autos de alta gama, se compró un palco en el club Estudiantes de La Plata que le costó 170.000 dólares y que fue pagado con el desvío de fondos del sindicato a través de empresas amigas.

El apoyo del triunviro de la CGT a Kicillof no es gratuito: tanto Nieves como sus pares de la CGT “normalizada” tarifan el apoyo y financiamiento a la campaña reeleccionista a cambio de impunidad y lugares en las listas del peronismo bonaerense y platense. Conforme avanza la campaña electoral. Kicillof acentúa su perfil de político burgués y de confianza para el capital. Al blanqueo de la vieja burocracia empresarial se le suma el apoyo al manotazo de Massa a los jubilados (pesificación del Fondo de Garantía y Sustentabilidad de la Anses) para financiar la fuga de capitales. De un lado, las burocracias entregadoras, y del otro, Sergio Berni y la Bonaerense, sostenidos por el gobernador contra viento y marea.

El progreso político y electoral del Frente de Izquierda Unidad es inseparable de una delimitación y crítica implacable a Kicillof y al gobierno del Frente de Todos. Más que nunca fuera las burocracias sindicales, independencia de los sindicatos frente al Estado.

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