La empresa sigue demostrando el nivel de impunidad con el que actúa tras el despido de 5 trabajadores de manera arbitraria, luego de dictado el decreto que prohíbe limitadamente los despidos. El argumento de la empresa para despedir fue que los trabajadores se negaron a realizar horas extras en el cuadro de la emergencia por la pandemia, amparándose en el artículo 206 de la Ley de Contrato de Trabajo, lo que la habilitaría a despedir con justa causa. Obviamente la empresa se aprovecha de los límites del decreto presidencial que habilita despidos con causa. La empresa pretendía que las jornadas laborales alcancen las 12 horas, exponiendo por más tiempo a los trabajadores al contagio, e incluso con jornadas extenuantes. 

Ahora la empresa desconoce la conciliación obligatoria dictada por el Ministerio de Trabajo, que disponía el ingreso de todos los trabajadores despedidos a sus puestos de trabajo. La patronal colgó un cartel en la puerta, anunciando el cierre hasta nuevo aviso. Hasta el momento no existe audiencia ni instancia de negociación; la empresa patea el tablero cerrando cualquier diálogo unilateralmente. 

Los atropellos patronales son permanentes en esta planta de Llavallol, con despidos, ataques al salario y condiciones de trabajo, retiros voluntarios, cierre de un turno en producción, y una deuda salarial que se arrastra desde Julio del 2019 al no reconocer el aumento del 25% de salario firmado en acuerdo paritario y que ya acumula unos $200 mil por trabajador, aproximadamente. Tampoco se pagó el bono de fin de año de $52 mil.

Frente a esta nueva provocación de la patronal está planteada una acción del conjunto de la Federación Aceitera, por la reincorporación de los 5 compañeros, y por todas las reivindicaciones, deuda salarial, bono, y condiciones de trabajo.