Seis bailarines contratados del Ballet Contemporáneo de Tucumán fueron despedidos por un decreto firmado por el propio gobernador Alperovich. Ya son ocho (sobre un total de doce) las bajas de este cuerpo artístico, sin que se hayan dado a conocer los motivos. Se confirman, de esta manera, las denuncias de persecuciones y maltratos a los trabajadores y artistas de la Secretaría de Cultura que venían realizando desde el año pasado reclamos por mejores condiciones de trabajo. Protestaban contra los contratos leoninos que no prevén las horas extras ni vacaciones (lo único que obtiene un artista es un compensatorio de descanso por los días trabajados). A esto se suma que los lugares de ensayo son insalubres: sótanos húmedos con caños goteando líquidos cloacales. La gran desocupación en el sector y la complicidad de la burocracia de ATE (cuyo delegado firmó una solicitada a favor del secretario de Cultura y en contra de los trabajadores) obligan al artista a someterse a esta explotación. La política cultural de Alperovich y su secretario de Cultura, Mauricio Guzmán, privilegia el negocio, es decir, el mayor beneficio al menor costo. Necesita este régimen laboral, que exprime al artista como un limón hasta sacarle todo el jugo para luego tirarlo y exprimir otro.

 

El viernes 30, los trabajadores de los cuerpos artísticos, junto a LuchArte, realizamos un escrache para denunciar los despidos masivos y el vaciamiento de los cuerpos, y lanzamos una campaña nacional de pronunciamientos por la reincorporación inmediata de los compañeros y el cese de las persecuciones. También exigimos la renuncia inmediata de Mauricio Guzmán, secretario de Cultura de la provincia. En el escrache que realizamos estuvieron presentes artistas locales, Daniel Blanco, del PO, y dirigentes gremiales de Sadop y la AAA.