Sindicales
1/12/1994|433
Desvergonzado fraude en las elecciones bancarias
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El sindicato bancario no es cualquier sindicato, pues a través de los bancos han pasado los principales negocios del “plan Cavallo” y porque son los protagonistas principales de la confiscación económica conocida como Administradoras de Fondos de Pensiones y Jubilaciones. La burocracia del sindicato es una sólida aliada de los banqueros, y no casualmente ha sido en este sindicato donde más se ha impuesto la inscripción de los trabajadores a las AFJP. Otro factor más que se agrega a la importancia estratégica del gremio, es que está prevista para los próximos meses la caída de varios bancos, despidos y concentraciones y fusiones de grupos económicos. En una palabra, Zanola no podía perder las elecciones sindicales, fundamentalmente en lo que se refiere a la seccional Buenos Aires.
Al anunciar sin ninguna clase de restricciones que Zanola había obtenido poco menos que el 70% de los votos en el principal distrito del sindicato, los diarios cometieron un gran fraude periodístico. Durante la mañana del comicio, la burocracia de Zanola armó un tumulto de proporciones en las puertas del sindicato para permitir que las urnas salieran hacia su destino sin la acreditación de los fiscales de la oposición en una cantidad equivalente a más de tres mil votantes. Los resultados de estas urnas truchas le dieron la victoria final a Zanola, el cual en el resto de las urnas sólo había obtenido el 55% de los votos. Como consecuencia de estas irregularidades, la lista 94 ha impugnado el resultado ante la Junta Electoral y el Ministerio de Trabajo.
El fraude en las elecciones bancarias pone de manifiesto la falta completa de base sindical de la burocracia, más aún si a esto se suma el hecho de que solamente votó el 50% de un padrón que registra apenas al 35% de los empleados de los bancos. La Asociación Bancaria se encuentra acéfala desde un punto de vista sindical, y esto se pondrá de manifiesto cuando comience a hacer sus estragos la inminente crisis bancaria. La oposición está obligada, en estas condiciones, a desarrollar una intensa iniciativa político-sindical y a valorar a las recientes elecciones como un síntoma de descomposición irrecuperable de la burocracia.
La obtención de resultados de la lucha contra el fraude es perfectamente posible, a condición claro de emplear para ello todos los medios disponibles. Esto significa documentar el atropello, divulgarlo por los medios de prensa y por medio de la agitación, obtener el pronunciamiento de organizaciones solidarias, organizar una campaña de firmas en su repudio y, por sobre todas las cosas, lanzar la iniciativa de una campaña por el aumento salarial. En todo esto el problema no es Zanola sino la corriente del CTA, que actúa en la oposición, que no cree para nada en la importancia, necesidad y conveniencia de una campaña salarial.
Zanola ha pasado a revistar en las filas de las burocracias que los yanquis denominan “lame duck”, es decir, pato cojo o gobierno insolvente o sin respaldo. Hay que preparar su desplazamiento por medio de la organización y de la lucha.