Sindicales

22/7/1987|191

Directiva de ATSA declara: "Vayamos a ver a Alderete porque las bases no dan"

El último plenario de delegados de Atsa debía resolver el curso de acción por el salario, después del estrepitoso fracaso de la "visita" a West Ocampo, (ver P.O. precedentes).

Pero nuevamente, cuando no están en juegos intereses (acciónales o de capilla, sino los problemas fundamentales del gremio, como el de la miseria salarial (Atsa es uno de los gremios más postergados salarialmente), la Directiva ha vuelto a estar unida en un único e indisoluble bloque, sosteniendo una política de parálisis del gremio.

La propuesta de la "combativa” Directiva, defendida con especial énfasis por su “izquierda”, fue la de llamar a una movilización de Atsa... para pedirle una entrevista a Alderete. No contentos con haber sido basureados por West Ocampo, ahora proponen autohumillarse frente al "patrón” de los burócratas.

No hay ninguna propuesta de lucha. El famoso 33 % votado en la asamblea general, hace ya tres largos meses, no salió de los cajones del sindicato Buenos Aires. Mientras tanto, el salario ha seguido hundiéndose y la burocracia ha ganado terreno. La política de la Directiva es una política consciente de derrota del gremio.

Los “combativos”, con su parálisis, tratan de demostrarle a la burocracia que no hace falta intervenir Atsa para lograr integrarla al “pacto social”; intentan salvar sus sillones a costa del hundimiento del gremio. Pero esta nueva humillación no los salvará de la intervención. Por el contrario, al desmovilizar y desmoralizar a los trabajadores, los “izquierdistas” allanan el camino a West Ocampo.

Nuevamente, la única voz diferente, la única voz de lucha fue la del ASIS, Agrupación. Sindical Independiente de Sanidad, que planteó votar un inmediato plan de lucha con paros progresivos, empezando por un inmediato paro de 24 horas.

La Directiva, al unísono, respondió que “las bases no daban,” que “no se podía arriesgar al gremio en una lucha a fondo”. A las pocas horas de escucharse estos argumentos derrotistas, las luchas del Gallego y del Finochietto demostraban la voluntaria ceguera de la Directiva.

La bancarrota política de los “combativos” de Atsa, su temor a romper con la burocracia, su fidelidad al pacto social, amenaza, cada vez con menor margen de error, con hundir el gremio. La única alternativa para acabar con la miseria y derrotar a la burocracia es la lucha. Los escépticos y desmoralizados que han abjurado de ella, son una lápida para el gremio, aunque cubran su vergonzosa retirada con argumentos de izquierda.