La jornada de lucha de la docencia tuvo una expresión insólita, ya que las conducciónes de ATEP (el gremio mayoritario de la docencia, dirigido por la UCR) y de Sadop convocaron para el día 9 a una oración ecuménica por la educación, que culminó con una marcha de las antorchas. Una fantochada. En lugar de convocar a una concentración combativa, se hizo un oficio religioso, dándole espacio a la iglesia, que es quien encabeza la reacción antieducativa en toda la línea. Por eso no llamó la atención que se hicieran presentes el ministro y el secretario de Educación, Patridge y Abbate, respectivamente. Estos dos personajes de la derecha clerical están promoviendo una ley provincial de educación que pretende establecer en los colegios secundarios el sistema de autogestión, similar al que se está imponiendo en los hospitales públicos, basado en el arancelamiento directo.

A medias, ADEM y AMET (docentes medios y técnicos, respectivamente) denunciaron el acto ecuménico, pero señalando que habían concurrido aunque no lo habían organizado. Lo que correspondía, ante la presencia de los funcionarios bussistas, era retirarse. A pesar de esta postura conciliatoria y vacilante, estos dos gremios montaron la carpa blanca durante dos días y convocaron a un paro con movilización para el 11. El miércoles 10 hubo un duro cruce entre el dirigente de AMET, Pablo Rivera, y Bussi, luego del acto de izamiento de la bandera que se realiza todos los miércoles en la plaza Independencia. El gobernador salió desairado por las fuertes denuncias del dirigente docente, quien a su vez integra, como suplente, la lista de candidatos de Pueblo Unido.