Sindicales
21/3/2001|699
Educación: No quieren reducir gastos, sino privatizar
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Una crisis política espectacular nunca es desatada por un faltante de dos mil millones de pesos en un presupuesto de cincuenta mil millones. Toda crisis política de fondo es siempre el reflejo del agotamiento de la organización social existente. El golpe armado por el FMI y los grandes grupos financieros que proyectaron a López Murphy (y también, por supuesto, los que proyectaron a Cavallo) apunta por eso bastante más lejos que el enésimo ‘recorte fiscal’. En el plano educativo, la anulación del Incentivo Docente, por ejemplo, es la primera piedra de un proyecto más ambicioso, que consiste en consumar la liquidación de la educación pública.
“Fiel cuenta con un plan para aplicar en el área educativa”, se delata ingenuamente La Nación, el domingo pasado, agregando que “apunta a abolir el Estatuto del Docente y revertir la gratuidad de la enseñanza”. Fiel es la Fundación que prohijó a López Murphy, lo que demuestra que el ‘gasto fiscal’ es una cortina de humo. El diario no se priva de destacar que el plan en cuestión “se propone eliminar 160.000 cargos docentes”. Como se puede ver, lo que está en discusión en la Argentina no es el presupuesto sino el conjunto de las relaciones sociales del país, y el propósito de los agentes del FMI es producir una contrarrevolución social completa, o sea el sometimiento integral de las masas.
Un aspecto fundamental del ‘plan educativo’ de aquellos a los que Moyano bautizó como “talibanes del mercado”, es la privatización de la educación en todos los ciclos. “Hay que estimular la voluntad de pago de la sociedad argentina…”, concluyó uno de los comentaristas del plan. El presupuesto educativo quedaría reservado para las personas indigentes, en todo lo demás se “aplicaría el arancelamiento voluntario de las escuelas urbanas”. La misma abolición de la gratuidad se aplicaría para la Universidad. Los ‘talibanes’ fingen desconocer que numerosas escuelas privadas ya se han ido a pique como consecuencia de la crisis económica y de la impasse general, o sea que sus planes están más allá de cualquier posibilidad de éxito y representan, más correctamente, más bien, una salida desesperada.
Nadie desconoce que la estrategia de privatizar la educación se encuentra en marcha por lo menos desde hace dos décadas. Pero como las luchas populares la han retrasado en su aplicación, los ‘talibanes’ creen ahora que la crisis y el estallido económico pueden ser una excelente oportunidad para rematar esa obra. Pero si los trabajadores y los estudiantes nos lanzamos a una acción decisiva contra estos propósitos, la bomba les puede estallar en las manos a estos especialistas en terrorismo de Estado.