Sindicales

20/8/1998|597

El 21, todos los telefónicos a la Asamblea General

El 17 de julio, a las 14 horas, los telefónicos de Buenos Aires paralizaron sus tareas, salieron de sus edificios y marcharon, en el primer paro del gremio que se realiza contra las patronales monopólicas desde la privatización. Reclamaban la reincorporación de compañeros arbitrariamente despedidos.


Aunque masivo y combativo, el paro tuvo cierta disparidad. Fue evidente el sabotaje de la lista Marrón —menemistas— particularmente en el área de Telecom y ciertas falencias con los micros en algunas zonas. En cambio, donde se hicieron Asambleas y se tomaron medidas organizativas, la participación fue muy alta.


La firma del Secretario General


El Secretario General del Sindicato Telefónico de Buenos Aires, enrolado en el anti-menemismo, sin embargo apareció firmando una solicitada que apoya lo actuado por la Federación Nacional del gremio enrolada en el menemismo y de clara trayectoria antiobrera. Entre otros puntos, apoya la política de la burocracia que quiere seguir usufructuando las acciones del Programa de Propiedad Participada de los trabajadores de Telecom. “Fue un mazazo” en el decir de un activista. Esta firma fue posteriormente rechazada por la Comisión Directiva bonaerense y por el Plenario de Delegados.


Defensa del convenio único


La Federación (Foesitra) convocó para setiembre a un Congreso Nacional para avanzar en la tercerización de la planta permanente e imponer ‘nuevos convenios’ para los sectores tercerizados con condiciones laborales claramente inferiores a las actualmente existentes en el convenio único. La Asamblea General del 21, que se realizará en la sede de UTA, debe rechazar esta nueva entregada de la burocracia. El sindicato Buenos Aires debe llamar a todos los sectores del interior a una lucha común contra los nuevos convenios antiobreros que se pretende imponer. La anterior Asamblea General votó un programa (reducción de la jornada laboral, planta permanente, defensa del convenio) que hay que impulsar.


Las patronales han echado lastre con algunas concesiones. Pero no dan el brazo a torcer con los compañeros arbitrariamente despedidos. La Asamblea General debe votar nuevas medidas de lucha para imponer este reclamo.