Sindicales

3/2/2022

El 60% de los puestos de trabajo recuperados en pandemia son informales

La reforma laboral está aplicándose por lo bajo.

En momentos en que el gobierno nacional anuncia un entendimiento con el FMI aduciendo que “no implicaría una reforma laboral”, esta avanza de hecho en los lugares de trabajo: el 60% de los puestos recuperados durante este lapso es bajo condiciones de informalidad.

Estas cifras se desprenden de un informe del Mirador de la Actualidad del Trabajo y la Economía (Mate). Amén de la recuperación de un 10% del PBI en 2021, la participación de los pauperizados salarios cayó y uno de cada cuatro puestos no se recuperó aún. Ente los 2.500.000 de nuevos puestos de trabajo que sí se crearon en el último año, 1.130.000 son informales y 323.150 se registraron en la categoría de “cuenta propia”, lo que puede encubrir el artilugio del monotributo para evitar las aportaciones patronales. Así lo presentó el Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas (Ipypp). En tanto, los datos del Sistema Integrado Previsional Argentino, que registra las estadísticas tributarias, presenta que los nuevos puestos de trabajo en el último año serían 436.000, y casi la mitad son, justamente, bajo la figura del monotributo.

A su vez, el salario informal es el que más perdió poder adquisitivo de 2019 a esta parte, viéndose licuado por la vía de la inflación. En momentos donde el mínimo vital y móvil se ubica en $32.000, debajo de la línea de indigencia presentada por el propio Indec, este último señala que el promedio de los salarios “en negro” (catalogados como “sin descuento jubilatorio”) se ubican en un $27.301. Estamos ante un cuadro generalizado de derrumbe salarial y consolidación de un régimen de superexplotación laboral.

Mientras tanto, está planteada una tendencia a la pérdida de nuevos cargos laborales de cara a los próximos años, según advierte la OIT. Cuando todavía no se recupera el márgen de la caída con respecto de 2019, podrían efectuarse casi 27 millones de pérdidas en el mercado laboral en el planeta, según dice uno de sus últimos informes. Así, América Latina, una de las zonas más comprometidas (con casi 50% de informalidad laboral), podría tardar hasta 2024 para recuperar los niveles prepandemia.

La reforma laboral no solo es reclamada por el FMI y el capital financiero, sino también por los capitalistas locales de todos pelaje. Tenemos que organizarnos para defender el salario, los convenios colectivos y nuestras condiciones de vida en todos los lugares de trabajo. En el mismo sentido, es imperioso dar la lucha por crear empleo genuino masivamente, en un país donde casi la mitad de la población se encuentra bajo la línea de pobreza. Este objetivo es francamente incompatible con la Argentina del FMI, por lo que debemos partir ante todas las cosas de rechazar cualquier acuerdo con el organismo, que solo traerá hambre y saqueo.