Sindicales
31/5/2019
El acto de la CGT-CTA, la negación del Cordobazo
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El 29 de mayo, al cumplirse 50 años del aniversario de aquella gesta histórica de la clase trabajadora que fue el Cordobazo, las direcciones de la CGT “Rodríguez Peña” y de las dos CTA realizaron un acto en la ciudad de Córdoba, del cual también participaron algunos dirigentes como Rubén Urbano de la UOM o de la UEPC (Unión de Educadores), enrolados en la CGT Regional Córdoba, aunque no lo hizo su secretario general José Pihén, alineado con el gobernador Juan Schiaretti. El acto adquirió un carácter nacional, por eso estuvieron presentes Roberto Baradel, Hugo Yasky y Pablo Micheli.
Si bien el acto tenía como objetivo conmemorar el Cordobazo y se hacía en el marco del paro nacional y de una movilización callejera de algunos miles de trabajadores, la convocatoria no abordó ni de lejos las conclusiones prácticas, políticas e históricas que dejó la lucha obrera contra la dictadura de Onganía y el régimen capitalista. Más bien se trató de la negación de aquellas conclusiones y de una instancia para meter presión electoral sobre el peronismo cordobés reclamando a Schiaretti la unidad PJ-Kirchnerismo.
Hace cincuenta años los trabajadores desplegaron una lucha masiva con los métodos de acción directa, es decir con el paro activo, las ocupaciones de fábricas, el combate en las calles, la movilización popular representada en la unidad obrera-estudiantil. Las asambleas de fábricas se multiplicaban como expresión de democracia obrera, movilizadora de esa enorme fuerza. El resultado de lucha se traducía en el comienzo del final de la dictadura militar proimperialista de Onganía, la profundización de un ascenso del movimiento de trabajadores y la apertura de una situación revolucionaria.
En el palco del pasado miércoles esa tradición ni se mencionó, cuando es más necesaria que nunca para derrotar el plan de ajuste y represión del FMI, que pilotean Macri y los gobernadores del PJ. Por el contrario, desfilaron los burócratas que entregan las luchas salariales, que no mueven un dedo ante los procedimientos preventivos de crisis, que son cómplices de miles de despidos y suspensiones y de la precarización que azota a la clase obrera.
En 1969 los trabajadores frente a una dictadura militar proimperialista se movilizaron por su derrota y su caída. Ese día en Córdoba no se reclamaba por la vuelta de Perón, que se encontraba exiliado hacía catorce años, sino que se cantaba “luche, luche y no deje de luchar por un gobierno obrero, obrero y popular”. Y no podía ser de otra manera, el mismo Perón había planteado “desensillar hasta que aclare” frente al derrocamiento de Illia.
Ahora la burocracia sindical se desgañitó por el apoyo a la fórmula Alberto Fernández-Cristina Kirchner. Bajo el planteo de enfrentar a Macri y también al FMI, reclamaron el apoyo puramente electoral al PJ y a sus gobernadores, que sostuvieron el gobierno de Macri y que están preparando el relevo político capitalista por medio de la “unidad nacional”, para avanzar en los planes de descargar la crisis sobre los trabajadores, continuando con la deuda usuraria y el FMI.
Todos conocen la historia. El Cordobazo abrió una nueva situación de ascenso de las masas trabajadoras en nuestro país. Luego Perón volvió, no para llevar adelante las tareas políticas que correspondían a ese ascenso, sino todo lo contrario. Su vuelta tuvo como objetivo clausurar esa etapa que terminaría con el golpe militar de 1976. Durante su gobierno se produjo el “Navarrazo” y comenzó a actuar la triple A.
Podemos decir que el acto ha sido la negación del Cordobazo. Un verdadero homenaje al Cordobazo pasa por defender su vigencia. El paro activo de toda la clase obrera puede terminar con el fracasado gobierno de Macri en poco tiempo. Es fundamental organizar una tendencia nacional del clasismo y el sindicalismo combativo que lucha en los gremios contra la burocracia. Para establecer una salida obrera a la crisis, que pasa por un gobierno de trabajadores, es más necesario que nunca luchar por un partido revolucionario.