Sindicales

27/4/2006|943

El Cordón Industrial: Una caldera


En el Cordón se desenvuelven las contradicciones más violentas de la recuperación capitalista. De 5.000 trabajadores de la industria aceitera sólo 300 están sindicalizados; las grandes patronales —Vicentín, Molinos, etc.— prohíben a cualquier ingresado que se organice sindicalmente. 3.000 están tercerizados, en negro, etc., con salarios de hambre. La situación por abajo ha tomado tal carácter que desde hace un par de semanas el sindicato de Aceiteros ha comenzado un plan de cortes a las entradas de las empresas. Reclama que se paguen viejos acuerdos que llevan el salario de quienes están en blanco a 1.800 pesos. En el gremio de las químicas hay una mediación de los intendentes del PJ y del Frente Cívico en Sulfacid. En ICI, los trabajdores sufren un lock-out patronal apoyado por el poder político. En Petroquímica Capitán Bermúdez, del conocido vaciador Taselli, se ha iniciado un proceso de despidos (18 compañeros).


 


Los cinco municipios del Cordón Industrial tienen a los compañeros de los planes, que cobran con mucha suerte 400 pesos, como mano de obra en negro de reserva. Esto sucede en el lugar donde pasan por las rutas y calles miles y miles de camiones con la exportación millonaria que enriquece a un puñado de capitalistas.


 


Esto trastoca enormenente la vida diaria de los pobladores de las ciudades, que están absolutamente contaminadas y muchas de sus edificaciones y calles destruidas por el incesante ir y venir de los camiones; esto ya genera una lucha contra el paso de los camiones en distintas cuadras donde los vecinos se han organizado en defensa de sus viviendas. El 18 de abril, la situación se tornó tan convulsiva en el tránsito que los niños no pudieron llegar a las escuelas, por el pasaje constante de los camiones, y debieron suspenderse las clases. El poder político es incapaz de darle una salida a la vida urbana de la población y restablecer la vigencia de las leyes laborales. Su incapacidad emana de su compromiso económico y político con los saqueadores.