En las elecciones del jueves 8 de agosto en Segemar y Minería, Industria, Comercio y Defensa de la Competencia, se eligieron dos nuevas juntas internas que poseen – junto a la característica de la independencia política respecto de la burocracia sindical, el Estado, la patronal y sus partidos – la manifestación práctica y concreta de uno de los fenómenos que están en la base misma de la rebelión popular que comenzó en diciembre pasado: la presencia de la mujer, que se pone en primera fila de la resistencia a los planes capitalistas de hambre, miseria y represión.

En efecto, si uno se toma el trabajo de contabilizar cuántas compañeras han sido electas en las dos Juntas Internas (cada una compuesta por catorce delegados), encuentra que son 7 (50%) en el caso de Segemar y Minería, y 5 (36%) en Industria, Comercio y Defensa de la Competencia.

Si hicieramos un promedio, tenemos que, de veintiocho delegados electos, 43% son compañeras.

Con la mujer como protagonista especial, crece la corriente antiburocrática en ATE-Capital.