El default de Aerolíneas

Los K descargan la quiebra sobre los trabajadores

F. O.

Con el testimonio de los ex dueños de Marsans, dio comienzo el proceso en el Ciadi, organismo de arbitraje del Banco Mundial, por el cual Posibilitum (un fondo buitre que compró el paquete quebrado de Marsans) reclama al Estado nacional 1.100 millones de euros. La estatización trucha -votada en 2008 por todo el arco centroizquierdista y apoyada por toda la burocracia sindical- no ha sido más que un rescate fraudulento: el Estado se hizo cargo de las deudas, mientras Marsans conservaba la propiedad de las acciones.

Bailando en el Titanic

En menos de seis meses, Mariano Recalde pasó de pronosticar el fin del déficit de Aerolíneas (1,5 millones de dólares diarios) a duplicarlo.

En su exposición ante una comisión parlamentaria, el genio de las finanzas de La Cámpora, Kiscillof, no tuvo empacho en explicar esta voltereta como una consecuencia de las tarifas bajas establecidas por el Estado y al ascenso del precio internacional del crudo. Kiscillof olvida que, siendo un país productor, el precio del combustible es inferior al internacional -algo que los K están tratando de remediar ahora por medio de la liberación de las tarifas. El déficit no tiene incorporado el rubro principal del ‘costo’ de AA -la indemnización que reclama el fondo buitre que se quedó con el capital en acciones de Marsans. El otro olvido del funcionario son los sueldos de 30.000 pesos que ganan los ñoquis camporistas.

Una salida obrera

Los trabajadores aeronáuticos vienen sufriendo las consecuencias del rescate con flexibilización, tercerización y retraso salarial en el marco de una “paz social”, acatada por los siete gremios actuantes en “defensa de la línea de bandera”. El descontento se ha expresado en luchas parciales en las tercerizadas Has y Sitesa, en la resistencia a los despidos en Tráfico y frente a la fusión de turnos entre los técnicos de Austral.

Son los trabajadores los que pueden darle viabilidad a la recuperación de Aerolíneas a través de la expropiación sin pago, en especial de los patrimonios de los vaciadores; nacionalizando la banca, desconociendo la deuda externa y rompiendo con el Banco Mundial y el FMI.