Con el cobro del último mes de julio la patronal del Hospital comenzó a descontar a los delegados el tiempo que le dedican a su función sindical.

Los delegados más activos prácticamente no cobraremos un peso en la próxima liquidación.

Pretenden que la Comisión Interna interrumpa la actividad que viene desarrollando: recorridas cotidianas por todo el establecimiento, permanente disposición ante el requerimiento de los compañeros, salidas frecuentes de material impreso informando las reuniones o los plantones de la Dirección de Recursos Humanos, petitorios, asambleas, denuncias, asistencia legal, escraches a los jefes y encargados que maltratan al personal.

Los trabajadores del Hospital Británico están al tanto de todo y tienen lugar en las decisiones como nunca antes. Para la dirección de la empresa constituye un gran problema que el trabajador tome los problemas en sus manos.

En los últimos años y con el mismo personal en el Hospital se expandieron los servicios de cuidados intensivos, se multiplicaron las cirugías y el número de estudios diagnósticos, creció en miles la cantidad de asociados a la prepaga del Hospital, el tamaño de la planta creció más de 3.500 metros cuadrados, y podríamos seguir… Pero para la treintena de gerentes que se quedan con el producto de todo esto, la “crisis del sistema de salud” impide que se contrate personal suficiente, se modifiquen sistemas de francos y horarios que no dan para más, o que ganemos sueldos que alcancen como antes que ellos asumieran. Y quieren seguir avanzando: atacan las especialidades en enfermería, niegan beneficios sociales adquiridos en centros periféricos, mantienen pagos de guardias por debajo de lo legal… y amenazan con despidos.

Los compañeros del Hospital Británico entienden hoy más que nunca todo esto gracias a la comunicación y forma de trabajo que ha establecido su conducción gremial cuando asumió hace un par de meses y ¡¡¡que no piensa abandonar!!!