Sindicales

18/6/2020

El Mac-Pts perdió la brújula

Ojo Obrero Fotografía

El lugar de referencia que ha conquistado el Plenario del Sindicalismo Combativo (PSC) se demuestra también por el cambio en la postura de algunos agrupamientos de izquierda, que mantuvieron hasta no hace mucho una posición hostil u oscilante, como el Mac-Pts.


Luego de casi dos años el Mac-Pts ha solicitado formalmente su ingreso al PSC. Los textos, que seguramente serán publicados al concluir el debate, expresan un giro en la caracterización del Mac-Pts: mientras rechazó ser parte de la convocatoria de Lanús, que dio nacimiento al PSC, por considerar que su programa y declaración fundacional contenía una definición ambigua sobre el tipo de dirección por la cual luchamos pasó a reconocer el carácter antiburocrático del PSC, la justeza de su programa y el papel que ha desempeñado en este tiempo.


Este reconocimiento, que fue puesto por escrito por pedido de la mesa del PSC, es una condición elemental para considerar su integración. De otro modo estaríamos aceptando una unidad sin principios sólidos.


Llamativamente, al mismo tiempo que reclama ser parte del PSC, el Mac-Pts lanza otra iniciativa, en sentido contrario: su Conferencia de Delegados de la Militancia de Trabajadores/as del PTS, realizada recientemente resolvió “llamar a plenarios regionales… para que cientos y miles en todo el país puedan participar y allí discutir de política y votar medidas de apoyo a las luchas y de coordinación”. Y proponen “a los compañeros del Plenario Sindical Combativo, a quienes les solicitamos ingresar… que los hagamos en común”.


El Mac-Pts pretende entrar al PSC para proponer su disolución; que los sindicatos y comisiones internas se confundan con una masa amorfa de militantes, para “empezar” a discutir un programa y coordinar la solidaridad con las luchas, como si no fuera precisamente eso lo que caracteriza al PSC: un programa de independencia política y una acción sistemática para orientar a los trabajadores hacia la ruptura con la burguesía y sus agentes políticos y sindicales.


La incoherencia –o, peor aún, la maniobra- no podría ser mayor.