Dota, el principal monopolio del transporte de la zona AMBA, que opera más de 100 líneas de colectivos, emitió una comunicación a sus trabajadores anunciando que “(…) a raíz del decreto de necesidad y urgencia 70/2023 la empresa procederá a no retener más la cuota sindical ni el aporte solidario. Para el caso en que el trabajador opte por el pago de la cuota sindical o de la contribución solidaria (…) deberá manifestarlo por escrito o por carta documento”.

Esta política, subiéndose a fondo a la ofensiva antiobrera de Milei, es un grave salto de calidad en el ataque a la organización sindical, con la patronal interviniendo activamente para imponer la desafiliación a UTA. Sin embargo, no exageramos si decimos que el objetivo de fondo de Dota es prohibir la afiliación a UTA de parte de sus trabajadores, porque va a complementar su anuncio con la persecución -suspensiones y despidos- característica de este grupo empresario, a quién “notifique” que quiere seguir aportando al gremio.

Dota querrá imponer esta prohibición por una política de hechos consumados -sea esto amparado en alguna de las tantas modificaciones antisindicales de la legislación laboral o no. Hay que decir que aún con la profundidad de la reforma laboral que impulsa Milei, ninguna modificación dispone lo que hizo Dota respecto a la no retención de la cuota sindical, sin perjuicio de que el DNU 70/23 se encuentra suspendido en lo que concierne a la reforma laboral, a partir de las medidas cautelares presentadas.

Respecto a las llamadas contribuciones de solidaridad -que es el aporte compulsivo a los no afiliados-, el nuevo gobierno anunció que la misma se dejaría de descontar salvo consentimiento del trabajador. Al aclarar el alcance del DNU en una reunión con Cavalieri -sindicato de comercio- expresó que se seguirán efectuando los descuentos en el caso de los trabajadores cuya relación laboral sea anterior a la vigencia del decreto y/o de todos los que se encuentren encuadrados en el convenio de la actividad, con lo cual quedó completamente claro que los anuncios al respecto tenían el propósito de utilizar la caja de los sindicatos para negociar con los dirigentes sindicales la aplicación de los puntos de la reforma laboral que afectan directamente los derechos de los trabajadores -periodo de prueba, horas extra, etc-. Solo el clasismo defiende el carácter voluntario de las contribuciones de solidaridad, a la vez que promueve la afiliación masiva a los sindicatos como una expresión de unidad de la clase obrera.

Dota se encuentra enfrentada al oficialismo del gremio que encabeza Fernández y sostiene a otra ala de la burocracia sindical, la agrupación “Juan Manuel Palacios” que encabeza Bustinduy -enrolada en el moyanismo-, que regimenta toda la actividad sindical en el grupo empresario. Si esto derivará posteriormente en un sindicato de empresa, no está claro aún.

Defendemos los sindicatos frente a la ofensiva antisindical de Milei, a la vez que luchamos por recuperar los cuerpos de delegados para una política de clase.

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