Sindicales

19/4/2001|703

El Paledai no es un ghetto

En los últimos días, el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y la Policía Federal armaron una serie de provocaciones contra las 150 familias que viven en el predio del ex Padelai (Patronato de la Infancia).


“Por orden superior”, según dijeron, los policías se encuentran apostados en los cuatro accesos del edificio (como mínimo, 12 en total, 4 en cada puerta, 24 horas por día, aunque hay veces que además hay patrulleros y hasta carros de asalto) han comenzado a impedir a los vecinos el ingreso a sus viviendas de muebles u otras pertenencias. Esto ha ocurrido casi cada uno de los días de la última semana y, en cada caso, la fuerza policial actuó con una violencia creciente. Armarios, mesas, heladeras: nada puede entrar. En las discusiones y forcejeos producidos el viernes 11 por la entrada de una mesa, el mueble fue destruido por la policía que, muy hombres, le pegaron a una compañera que intentaba defender un derecho tan simple como el de entrar una mesa a su casa. Lo mismo sucede con las garrafas de gas, lo que ha provocado que los distribuidores de la zona se nieguen a proveer a los vecinos del Padelai. Para ingresar sus enseres, los vecinos son obligados a obtener previamente una “autorización” en la comisaría; allí, “naturalmente”, son “bicicleteados” por los oficiales.


Esta misma guardia es la que “verduguea” a toda hora a los cientos de pibes que viven en el Padelai, que son tratados como delincuentes.


El miércoles 9, como si todo esto fuera poco, con una manifiesta ostentación de fuerza, la policía ingresó al predio *con una orden judicial basada en una falsa denuncia* para “proteger” a dos vecinos que se iban y a los empleados municipales que tapiaron las entradas de las piezas vaciadas. En lugar de abrir puertas de nuevas viviendas para las familias trabajadoras, los “progresistas” que gobiernan Buenos Aires le meten ladrillos a las que abren los propios trabajadores.


“Hoy no nos dejan entrar los muebles; mañana no nos van a dejar entrar a nosotros”, dicen los vecinos. El gobierno de Ibarra ha convertido el Padelai en un ghetto.


Estas provocaciones pretenden intimidar a los vecinos para imponer el desalojo de un predio que tiene un altísimo valor para la especulación inmobiliaria. El predio del ex-Padelai es “puente” entre Puerto Madero y el centro turístico de San Telmo. Quieren quebrar la voluntad de los habitantes de hacer respetar el título de propiedad sobre el Padelai que consiguieron, con una gran lucha, hace una década. En la Legislatura, el PO impulsa un proyecto de ley que dé una salida a los “sin techo” del Padelai, a partir del reconocimiento de ese título, es decir que se les entregue una vivienda sin deuda.


Quieren echarlos y obligarlos a aceptar créditos que los convertirán, en el mejor de los casos, en deudores de por vida; para muchos otros, desocupados o con trabajos precarios, el crédito es el anticipo de un nuevo desalojo ya que no podrán pagar la deuda. Pero los vecinos no se dejan amedrentar: quieren que se reconozcan sus derechos. Pero los “progresistas” parecen respetar el “derecho de propiedad” y la “seguridad jurídica” sólo cuando se trata de explotadores, ricachones y especuladores; no frente a los reclamos de familias trabajadoras.


¡Padelai no es un ghetto! Para derrotar las provocaciones y conquistar la vivienda, hay que ir a fondo con la organización y la movilización.