Sindicales

26/7/2018

El paro de ATE-Agroindustria en apoyo a la Federación Agraria y los reclamos de la patronal rural

De fondo, una crisis social que solo un programa obrero y campesino puede afrontar.

Foto: @ATEAgricultura

El jueves 26, ATE-Agroindustria convocó un paro en apoyo a la movilización al Ministerio de Agroindustria que realizaron la Federación Agraria Argentina y organizaciones campesinas. La jornada tuvo un carácter nacional, y cohesionó realidades sociales contradictorias. Por un lado, se planteó el rechazo a la eliminación del monotributo social, que afecta a campesinos o pequeños productores empobrecidos. A la vez, se alzaron banderas clásicas de la patronal del campo enrolada en la Federación Agraria, como son las de "urgente implementación de medidas que beneficien al sector; tarifas diferenciadas para la electricidad y gas oil; créditos blandos a tasa subsidiada; subsidios a los insumos utilizados en la producción". Por su parte, el "reclamo" que "justificó" la participación del sindicato de estatales fue "la reincorporación de las trabajadoras y trabajadores despedidos injustificadamente del Ministerio de Agroindustria y SENASA", una formulación anodina que convalida las cesantías "justificadas".  Esta ensalada contó con el apoyo tanto de la Verde de Godoy como de la Verde-Blanca K. No deja de ser una curiosidad  que los kirchneristas abandonaron la demagogia sobre "la mesa de los argentinos" y volvieron a compartir reclamos con un sector de la Mesa de Enlace.


La movilización evidencia hasta qué punto la crisis en curso afecta incluso a la base social del macrismo; los productores capitalistas de la FAA, cuna de De Ángelis, no alcanzan una rentabilidad "satisfactoria" a pesar de la devaluación. Los tarifazos y demás contradicciones del plan macrista también afectan a un sector del capital. Precisamente por eso es suicida para la clase obrera encolumnarse detrás de la patronal, que pretende valerse de reclamos "populares" para colocar como furgón de cola a un sector del campesinado y a los trabajadores del Ministerio, pare mejor negociar sus privilegios con Etchevehere. Que la Verde y la Verde-Blanca, que se caracterizan por su competencia de aparato y el boicot mutuo de la mayoría de sus respectivas convocatorias a paros y marchas contra los despidos, se unan para apoyar los planteos de las patronales amerita una explicación. De fondo, ambas corrientes rechazan la independencia política de la clase obrera como principio ordenador. El resultado es esta jornada negativa, donde las necesidades de los trabajadores estatales son sacrificadas en el altar de los reclamos de los chacareros capitalistas. No hay excusas, porque la convocatoria a la movilización se realizó en la sede de la FAA, mostrando que de ninguna manera las patronales jugaron un lugar subordinado sino que fueron sus principales promotores.  Las estrategias políticas de las burocracias que se disputan ATE están puestas en función de que los trabajadores vayamos como furgón de cola de distintas variantes patronales, como fue el caso de la Alianza de De la Rua en el pasado, el seguidismo a los planteos de la Sociedad Rural o el gobierno kirchnerista en el 2008 tiempo después y, ahora, la participación en un “frente anti Macri” a la cola de los bloques políticos patronales que colaboran a diario con el ajuste.


Hay que destacar que ni ATE ni la CTA desarrollan un plan de lucha en serio contra los despidos que ocurrieron o contra los que están por venir, sin convocatoria a instancias de deliberación u organización de los afiliados.


Distinta es la unidad con los campesinos afectados por la eliminación del monotributo social, una reivindicación que el Partido Obrero apoyó participando en movilizaciones del Chaco y Misiones. Pero también en este punto hay que desarrollar una crítica: mientras ATE y la FAA reclaman "un estado presente", el monotributo social debe ser denunciado como una medida de contención social miserable para productores empobrecidos, privados de los más elementales materiales de trabajo y sometidos al despotismo de un mercado agrario cuya concentración se multiplicó en la década K. Trabajadores y campesinos debemos luchar en común por un programa que incluya la nacionalización de la gran propiedad agraria, y su arrendamiento a pequeños productores o puesta en marcha por los obreros rurales. Esto supone la completa independencia de la Mesa de Enlace y de la patronal que negrea y superexplota al proletariado del agro.


El apoyo a reclamos patronales es incompatible con una organización propia de los trabajadores. Para enfrentar los despidos en Agroindustria y todo el estado, necesitamos otra orientación, basada en asambleas y con el principio de la independencia de clase.