Sindicales

16/7/2020

El paro de Atilra y la necesidad de construir una alternativa propia de los trabajadores del gremio

El sindicato lácteo de Atilra iba a llevar adelante un paro nacional desde la hora cero del lunes 13 julio y previsto por 24 horas, en reclamo de un nuevo acuerdo paritario vencido el 30 abril y postergada su negociación por la situación de la pandemia. También, un posible aumento del “aporte solidario”, que es un ítem aparte del descuento para cargas sociales en el recibo de sueldo y que es un refuerzo para la obra social del sindicato.  Sin embargo, la medida de fuerza que fue precedida por un “quite de colaboración” de cuatro días, fue levantada repentinamente en medio de la jornada.
La burocracia sindical láctea cedió ante el dictado de conciliación obligatoria por parte del Ministerio de Trabajo de la Nación.

La patronal

En este escenario, las cámaras empresarias del sector, encabezadas por el Centro de la Industria Lechera (CIL) y la Asociación de Pequeñas y Medianas Empresas Lácteas (APyMEL) salieron con los tapones de punta a atacar la huelga convocada por el sindicato. Las patronales se excusan afirmando que “entendemos las necesidades salariales, pero no hay demasiadas posibilidades de cumplimiento por parte de las empresas” (Agrofy News, 13/7).
A esto hay que sumarle también una fuerte campaña derechista en varios medios de comunicación, acusando a Atilra de que “peligra el abastecimiento de leche por un paro sorpresivo” (La Política Online, 13/7) y el posible desperdicio de millones de litros de leche afectando a los pequeños tambos, cosa que incluso Atilra se encargo de aclarar que se harían cargo de procesarla para luego donar a comedores populares y no tirarla.

El sindicato

Como respuesta, el sindicato liderado a nivel nacional por Héctor “Etin” Ponce sacó un comunicado donde denuncia que los industriales lecheros mienten cuando dicen que los trabajadores han recibido un aumento del 73%. Al contrario, que durante 2020 el aumento salarial real fue solo de un 2% para equiparar la inflación del 2018 y de un 53,8% pero para compensar recién el costo de vida de 2019, año en el que aumentaron un 90% los productos lácteos. Por otro lado, dicen que es improcedente el reclamo patronal de que los trabajadores no quieran hacer horas extras o concurrir a sus tareas los fines de semana o feriados. Ya que es contradictorio con el planteo patronal de que la actividad económica está en baja y cuál sería la razón para que hagan más horas los trabajadores.
Lo planteado por el Consejo Directivo Nacional de Atilra es a la vez una confesión de parte. Durante años se vanagloriaban de que tenían uno de los mejores niveles salariales del país. Sin embargo, en los últimos tiempos, el poder adquisitivo de los trabajadores lecheros viene mermando. Para peor, hace tres años,  entregaron su Convenio Colectivo de Trabajo, renunciando a conquistas históricas (por ejemplo, incorporan la polifuncionalidad o sacan del convenio lácteo a sectores de limpieza o vigilancia) y siendo una punta de lanza para las intenciones de la clase capitalista y de los gobiernos nacionales macrista primero y el actual de los Fernandez, en imponer una reforma laboral ultraprecarizadora.

Volviendo a lo del paro de estos días, el mismo venía atado de manos. La dirección de Atilra les comunicó a sus trabajadores que por realizar la medida se les iba a descontar el día. Sin dar una lucha a fondo para que esto no suceda, tratándose la huelga un derecho constitucional elemental, más allá que sean un servicio alimentario esencial. Ademas, hay otros motivos de sobra para el cese de actividades en los establecimientos como pueden ser los casos de Covid-19 en la planta de La Serenísima en General Rodríguez por más que la empresa y el sindicato digan que se aplican estrictamente los protocolos sanitarios, la realidad parece indicar lo contrario.

La situación de las cooperativas

En otro asunto, un aspecto que no debemos olvidar es la crítica situación que atraviesan las cooperativas lácteas en todo el país. En el caso de Sancor (Cuya planta principal se encuentra en Sunchales, Provincia de Santa Fe), el gobierno nacional anunció un rescate con una posible inyección de unos 1500 millones de pesos y ya sobre la base ” de una estrategia basada en el achique permanente, las suspensiones de personal y el pago de sueldos en cuotas semanales” (Meridiano Digital, 8/7). También está el caso de la planta de dulce de leche La Salamandra (Luján, Provincia de Buenos Aires), que está librada a su suerte con solo ocho empleados y que
“algunos deben complementar sus jornadas con otro trabajo, debido a que el contexto no ayuda a que puedan percibir un sueldo fijo” (Ladran Sancho, 13/7). El rol de Atilra en este marco parece más el de asesores para asegurar los beneficios económicos que el de defensores de las condiciones de trabajo y el salario de los obreros lecheros.

Una salida para los trabajadores lácteos

Por último, a raíz de todo lo descripto en la presente nota, desde la Coordinadora Sindical Clasista y el Partido Obrero -que tenemos una rica historia de lucha junto a los obreros lácteos- llamamos a que sus trabajadores se organicen y vayan construyendo pacientemente un reagrupamiento clasista e independiente para luchar por una nueva dirección en el sindicato lechero. La dirección de Atilra, que en la actualidad está alineada políticamente al gobierno nacional del Frente de Todos, es un corset para los reclamos en defensa del salario, las condiciones de trabajo, el convenio colectivo y contra el cierre de establecimientos.