Se está desarrollando el miércoles 21 de febrero un paro nacional de La Fraternidad, el gremio de los maquinistas ferroviarios, que ha paralizado todo el servicio de trenes de pasajeros del Área Metropolitana de Buenos Aires y los trenes de carga de todo el país -exceptuando los servicios de pasajeros de larga distancia.

El gremio ha informado que la medida de fuerza es en reclamo de la recomposición del salario, y su secretario general Omar Maturano reclamó un aumento del 55% en el sector.

La última reunión paritaria acordó 16% de aumento por enero, contra la inflación del 25% en diciembre, en lo que inauguró una negociación mes a mes que debería cerrar en marzo la paritaria 2023-2024.

A contramano de la medida de los maquinistas, los tres gremios ferroviarios (UF, Apdfa y señaleros) referenciados en la moyanista Confederación de Gremios del Transporte (CATT), liderada por Sergio Sasia, secretario general de la Unión Ferroviaria, carnerean la medida a la espera de un trato diferenciado del gobierno de Milei. En la mañana del mismo miércoles 21 se reunieron en sede ministerial para continuar negociaciones, desconociendo la pérdida de enero y con el IPC del primer mes del año para tratar la pauta de febrero.

La Fraternidad emitió un duro comunicado responsabilizando al gobierno por las consecuencias de la medida y reprochándole no haber dictado la conciliación obligatoria que desde el sindicato estaban dispuestos a acatar.

Ninguno de los gremios enfrentados convocó asamblea alguna para que los trabajadores decidieran los pasos a seguir. En el medio de este golpe al salario se producen fuertes recortes al servicio, cierres de boleterías y un brutal tarifazo del 250% contra los usuarios.

Las asambleas populares de la zona sur del conurbano y la Ciudad de Buenos Aires impulsaron junto a las listas Naranja y Gris del ferrocarril un cacerolazo en estación Plaza Constitución por la tarde del martes 20 para repudiar estos golpes al pueblo y al servicio. Los sindicatos ferroviarios no han enfrentado estos ataques. El propio Maturano ha planteado en una entrevista con Perfil que “nosotros queremos que la infraestructura de trenes sea estatal. Después que venga quien quiera operar y que el Estado cobre un peaje”.

Con la reducción del salario, los tarifazos y todos los recortes, el gobierno avanza firme hacia los despidos masivos y arrasamiento de conquistas, así como un empeoramiento de los servicios, que implica la privatización/concesión de los servicios.

Para detener el avance brutal de la motosierra de Milei y el FMI es imprescindible la intervención de los trabajadores. Tras este paro de La Fraternidad, exigimos asambleas a los sindicatos ferroviarios por un plan de lucha por el salario. Promovemos autoconvocatorias para luchar y la unidad de trabajadores y usuarios. Como cantaban los manifestantes en Constitución: “un paro solo no va a alcanzar, necesitamos una huelga general”.

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