Sindicales
10/8/2018|1514
El Polo Obrero frente a la marcha de San Cayetano
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Por tercer año consecutivo, un conjunto de organizaciones sociales y políticas, con el auspicio y el apoyo del Vaticano y su pastoral social se movilizó a Plaza de Mayo el pasado 7 desde Liniers.
El llamado triunvirato de San Cayetano se concentró allí, donde se encuentra la mayor capilla del llamado santo del trabajo. Momentos antes de comenzar a marchar desde Liniers, el obispo Poli, que daba misa a unas cuadras de allí, arengó a los senadores para que voten en contra de la ley por el aborto legal, seguro y gratuito.
Llamaba, como toda la Iglesia, a mantener en la ilegalidad y acusadas de asesinato a las mujeres que inevitablemente seguirán recurriendo a ese derecho y muriendo en abortos clandestinos, sobre todo las más pobres, muchas de las cuales marcharon con el triunvirato que dirigen la CTEP, de Juan Grabois, el delegado del Papa, la CCC y Barrios de Pie.
En cambio, el FPDS, FOL, FOB Y MTD (la llamada cuarta pata del triunvirato) rechazaron ser parte de este operativo de boicot al movimiento por los derechos de las mujeres y no marcharon el 7. La ausencia casi total el 8 en el Congreso de las corrientes centrales del triunvirato confirman el acierto de ese rechazo, que compartimos.
El programa del 7
Los convocantes del 7, que estaban acompañados por representantes de la burocracia sindical (Schmid, de la CGT; Hugo “Cachorro” Godoy, de la CTA Autónoma, y Baradel, de la CTA Yasky), anunciaron que la marcha es contra el ajuste de Macri y el acuerdo con el FMI. Sin embargo, levantaron un programa conocido y ultra-asistencial perfectamente funcional al ajuste de Macri y el FMI. Son cinco proyectos de emergencia alimentaria, urbanización, infraestructura familiar, agricultura familiar y ley de adicciones; todos proyectos a presentar en el Parlamento. A la marcha no le faltó la pata “política”: el asesino del Puente Pueyrredón y candidato a presidente, con apoyo del “Chino” Navarro (Movimiento Evita), Felipe Solá, marchó con ellos.
Acuerdo
Unas semanas atrás, la ministra de Desarrollo Social, Carolina Stanley, acordó con el Triunvirato un plan de contención y asistencialismo enorme, pero insuficiente en el mar de miseria que plantea un ajuste de características gigantescas.
Es decir, asistirá a los heridos de la guerra contra los trabajadores.
El acuerdo contempla la apertura de inscripciones en programas sociales exclusivamente para el triunvirato hasta un 30% de la apertura anterior, un aumento de los planes sociales en cuotas hasta fin año de un 26,3%, y un “aguinaldo” de 3.000 pesos a fin de año y más alimentos secos a granel, un nuevo pacto social como el que firmaron en 2016.
Este acuerdo “favorece” a un sector que tiene un ingreso de 5.500 pesos, menos de un tercio de la canasta de pobreza, y será en diciembre de menos de 6.000, hasta por debajo de la línea de indigencia.
Un aumento del 26% contra una inflación en alimentos de más del 40% y, por otro lado, la limitadísima apertura de los programas, es una gota de agua en el desierto de la desocupación que crece en forma aluvional; es decir que el acuerdo es un ajuste a la medida del FMI.
La ausencia de cualquier plan de lucha, su reemplazo por marchas multisectoriales, el apoyo acrítico a la burocracia sindical que hundió cualquier continuidad del parazo del 25 de junio y la estrategia de los proyectos parlamentarios con los partidos patronales, son un callejón sin salida para un movimiento piquetero, con una enorme tradición de lucha contra los gobiernos ajustadores.
Nuestro planteo
A principios de junio, un plenario de más de cien delegados del Polo Obrero lanzó un empadronamiento por trabajo genuino y asambleas en los barrios contra el ajuste, simultáneamente planteamos la apertura de comedores populares en todas las asambleas del Polo y su ampliación. El objetivo es que vamos a pelearle al hambre que azota los barrios con el método histórico del Polo Obrero. Lejos del asistencialismo y la “contención” funcional al ajuste, vamos a darle fuerza a ese músculo del Polo Obrero, donde la pelea contra el hambre encuentra un método colectivo y solidario. Pero no lo reduce a eso, sino que es la base de las asambleas que discuten la organización de esa lucha, la lucha por las reivindicaciones del barrio, por el trabajo genuino o los subsidios, la pelea contra la trata, la violencia familiar, etc.
En un frente único con un conjunto de organizaciones piqueteras, venimos desarrollando acciones de lucha y vamos a impulsar la organización de los barrios y la masa de desocupados que crecen geométricamente, impulsando desde las reivindicaciones más elementales hasta un programa que parta de reclamar trabajo genuino, que quiere decir no precarizado ni tercerizado y bajo convenio, mediante un plan de obra pública. Y en él, mientras tanto, impulsar la apertura irrestricta de los programas sociales sin intermediación de los punteros, la duplicación de sus montos y la apertura a cargo del Estado de comedores populares en todos los barrios.
Desde ese lugar llamamos al conjunto de las organizaciones a impulsar un plan de lucha común.
Abajo el ajuste de Macri, el FMI y los gobernadores.