Eagle Ottawa/Fonseca es una de las cinco curtiembres que exportan el 65% del cuero de todo el país. Ubicada en el Parque Industrial de Lanús desde 1998, violó toda legislación laboral hasta 2007, cuando a regañadientes comenzó a respetar una que otra medida. Nunca pagó premio alguno a la producción hasta que un paro rajante surgido desde las bases la obligó hace un año a ‘moderarse’. En 2007 duplicó su producción de 4.000 a 8.000 cueros diarios, exportados para tapizar autos de lujo fabricados en Detroit. Su facturación redondeó los 100 millones de dólares, pero paga salarios de 650 dólares. En abril, con merma estacional del trabajo, fueron despedidos 300 contratados y ahora, con los primeros síntomas de crisis internacional, despidió a otros 150 y con el argumento de la crisis intentó liquidar indemnizaciones al 50%. El sindicato de curtidores fue abucheado cuando propuso conseguir el 100%.

El gremio pone todas sus energías en acompañar los reclamos patronales. Ahora, en lugar de plan de lucha por el salario y la defensa de los trabajadores, el Sindicato de Obreros Curtidores se movilizó para intervenir en una disputa por subsidios para la patronal.

Pero los subsidios no van a servir para defender la fuente y los puestos de trabajo. Como ya ha ocurrido en otros casos, las patronales se embolsan el dinero para fugar capitales. Es necesario que se invierta la fórmula. No debemos ser los trabajadores los que paguemos los platos rotos. Ningún despido. Reincorporación de los cesantes. Que se repartan las horas de trabajo entre todos los trabajadores, sin afectar los jornales.

Fonseca, asociada al pulpo norteamericano, está perfectamente en condiciones de garantizar esta salida. En lugar de oficiar de lobbista de las patronales, el sindicato debería abrir una discusión entre los trabajadores del gremio y definir un plan dirigido a una reconversión de la industria del cuero, que privilegie los intereses de los trabajadores y las necesidades populares.