Sindicales

5/11/2009|1107

El Subte y Kraft

En el sitio web de los delegados de Metrovías se subió un texto respondiendo a nuestro artículo “El Subte debate sobre Kraft” (Prensa Obrera Nº 1.106). En el recuadro publicamos algunos extractos de esta crítica y, a continuación, la respuesta de Néstor Pitrola.

Este ataque furibundo nace, en primer lugar, de la ignorancia, pues desconoce que “el tal Pitrola” redactó el proyecto de ley de reducción de la jornada laboral a seis horas, una iniciativa del entonces diputado Jorge Altamira. El otro punto es que Alejandro se limita a repetir con virulencia el ataque que hace unos diez días hicieran a la lucha de Kraft aquellos que, en el Subte, se enrolan en la corriente llamada “pianelista” y en el MST. Alejandro repite también un lugar común de los medios de comunicación capitalistas, que enrostran a la izquierda su bajo resultado electoral cuando quieren desprestigiar su intervención en las luchas obreras. Pero fuera de la izquierda no hay ninguna corriente política que se haya jugado por el movimiento obrero y popular, menos que nadie los burócratas de la CTA.

Lo que importa de los dichos de Alejandro es el planteo de que las luchas como las de Kraft o las del Casino, o cualquier lucha a fondo, no servirían para la clase obrera y no deberían inspirar las luchas actuales o futuras.

Pero Alejandro se equivoca, empezando por el subte. Las seis horas se arrancaron con la huelga general del Subte, cuando Kirchner tenía un par de semanas de gobierno. Esa huelga indefinida fue la forma de lucha más ‘extrema’ que haya sido utilizada hasta hoy, y dio un resultado formidable, puesto que obligó a la capitulación de Kirchner y de Ibarra (el que había vetado la ley un año antes). Ibarra había sido todo un ‘hit’ electoral y contaba con el apoyo de la CTA.

Más tarde, otras huelgas lograron los aumentos que arrimaron en 2004/2005 el salario del subte a una canasta familiar (que hoy se aleja) y los cortes de vías con “tres días adentro de los túneles” son los que lograron la incorporación de las tercerizadas a convenio. Estas luchas fueron apoyadas activamente por el movimiento piquetero.

En cambio, el sin fin de maniobras con paros pequeños e intermitentes, gestiones con diputados amigos (léase De Petris), el acompañamiento de dirigentes “confiables” para el kirchnerismo (léase Claudio Marín, de la domesticada Foetra Buenos Aires), no ha dado ningún resultado en un año entero desde que se formó el nuevo sindicato. Tomada ha rechazado el reconocimiento del sindicato nuevo con el argumento de que no será el responsable de “atomizar al movimiento obrero” (entrevista personal con los delegados el 3 de noviembre), y el Cuerpo de Delegados y los trabajadores se ven obligados, una vez más, contra la política de la corriente a la que adhiere Alejandro, a ir a los métodos decisivos de lucha, las huelgas que Alejandro coincide con los adversarios del movimiento obrero en calificar de ‘salvajes’.

En relación con Kraft y su huelga “salvaje” (como la han caracterizado los mentores de Alejandro), hay que decir que el balance del Partido Obrero es compartido por los obreros. En efecto, aunque la lucha fue parcialmente derrotada, esos obreros opinan que fue correcto haber respondido con la lucha al ataque patronal y que no se debió firmar el acta de aceptación de los despidos. Es así que votaron en un 84% a favor de los que organizaron la huelga y los piquetes y le dieron la victoria a la lista que no firmó el acta.

La victoria de la Lista 1 expresa un desarrollo político, que Alejandro y su corriente no aprecian, pero a la que temen como a la peste, como se desprende de los ataques del compañero bloguista a la izquierda. La misma izquierda que movilizó a la Fuba, como no lo hizo la CTA, cuyos dirigentes prefirieron hacer 1.300 kilómetros para apoyar a la patota de Milagro Sala, pero no los 35 que llevan a Kraft.

Esta lista fue apoyada por el Partido Obrero, no por “ganadora” sino porque rechazó la capitulación. La lista que había capitulado recibió, en cambio, el apoyo de Stolbizer, Pino Solanas, Ripoll y otros ampliamente publicitado en fábrica.

El camino de los métodos “extremos” lo usó la huelga de 19 días de los obreros petroleros de Santa Cruz, triunfante, la ocupación del Ingenio El Tabacal, que consiguió un aumento y desbancó a la vieja burocracia. No se advierten triunfos provenientes del arrugue. Ahora que Tomada toma con el Subte la misma posición que adoptó en Kraft, o sea no dar cabida a la protección de un derecho obrero, la política de paros parciales no ofrece una solución – y la mediación de la CTA tampoco. Sobre este punto crucial, la lucha de Kraft nos da otra lección, porque, como en Kraft, Tomada-Kirchner recurren al ultimátum: acepten a la UTA o vayan a la huelga general. En lugar de abrir el debate sobre esto, el compañero que subió mi nota al sitio del Subte fue excluido del sitio, en un acto que violenta la democracia sindical. Se empieza descalificando una gran lucha y se acaba eliminando el método de la democracia y el debate. Este es el camino de la reivindicada Milagro Sala, de la Tupac Amaru, puntera patotera de un movimiento cooptado al kirchnerismo, según ella misma “hasta el 2011”, después se verá a quién.