Sindicales
5/2/2025
El techo del 1% en las paritarias, pieza clave del nuevo programa que negocia el gobierno con el FMI
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Javier Milei con Kristalina Georgieva del FMI.
El gobierno, en boca del ministro de Economía Luis Caputo, fijó un techo para las paritarias de “alrededor del 1%” mensual para el 2025. El ministro, además, confesó su pretensión de que las mismas “tiendan al 0%”.
Los principales dirigentes de la CGT, inmersos en una tregua que acumula ya nueve meses durante los cuales se aprobó la Ley Bases con una profunda reforma laboral, se avinieron a firmar acuerdos en ese rango, ratificando su abierta complicidad con el ajuste del gobierno.
Así lo hicieron desde la UOM liderada por el kirchnerista Abel Furlán (1,8% enero, 1,5% febrero y 1% marzo), pasando por el moyanismo en Camioneros (1,8% en enero y 1,5% en febrero) y, claro, el secretario adjunto de la CGT y titular de UPCN Andrés Rodríguez, que suscribió un aumento para los empleados públicos nacionales del 1,5% en enero y 1,2% en febrero. En ese caso en particular, según datos de la Junta Interna de ATE INDEC, los salarios habrán perdido en marzo un 35% desde la asunción de Javier Milei y ya acumulan una caída del 48,5% desde diciembre de 2015.
Rompecabezas
La cruzada contra los salarios no representa solo un intento de profundizar el ajuste fiscal e imponer un retroceso todavía mayor en las condiciones de vida de la clase obrera. En este contexto, los aumentos de salarios por debajo del 1% resultan una pieza clave en el rompecabezas que el gobierno busca terminar de armar para sellar un nuevo programa con el FMI. La pauta del 1% no es antojadiza. Coincide con el nuevo esquema de devaluaciones mensuales pautadas por el gobierno (crawling peg) a partir de febrero de este año.
Es que el gobierno apuesta a sostener la desaceleración inflacionaria, al menos, hasta las elecciones de octubre y para eso, a contramano de la exigencia del FMI de avanzar en una devaluación que permita acumular reservas, se aferra al ancla cambiaria que, al mismo tiempo, garantiza la continuidad de la bicicleta financiera (carry trade).
Pero la política de tipo de cambio bajo no solo compromete la capacidad del gobierno de acumular reservas para pagar la deuda externa que es lo que interesa al FMI sino que afecta la competitividad del sector agrícola y de la industria.
Por eso las entidades patronales la emprendieron contra lo que denominan “costo argentino” dentro del cual agrupan, la supuesta sobrecarga tributaria por un lado y, claro, los salarios y otros “costos laborales” por el otro.
“Todos adentro”
En respuesta el gobierno ofrendó a las entidades rurales la quita o una baja sensible de las retenciones hasta junio para productos de exportación en lo que constituye una devaluación sectorial encubierta a expensas de la recaudación fiscal cuyo costo, consultoras privadas, proyectaron en U$S 800 millones. El gobierno, al igual de en su momento lo hizo Sergio Massa, busca fijar un tipo de cambio especial y circunstancial, para acelerar la liquidación de la cosecha retenida y contener una posible corrida cambiaria cuando las reservas del BCRA todavía exhiben un rojo de unos U$S 10 mil millones.
Pero el gobierno, para reforzar su negociación con el FMI y obtener un aval para sostener el tipo de cambio sobrevaluado al menos unos meses más, necesita contar con el apoyo o, al menos, la tolerancia de todos los sectores capitalistas. En este punto es que el gobierno prepara una nueva y más profunda reforma laboral con un proyecto que incluye todos los artículos presentes en el capítulo laboral del DNU 70/23 suspendido por la justicia y que buscan avasallar el principio de irrenunciabilidad, imponer el banco de horas y otras medidas tendientes a profundizar la tasa de explotación incrementando la productividad laboral.
Además, pretende golpear sobre los salarios en la medida en que la política de tipo de cambio bajo generó una fuerte contradicción. Mientras que, entre noviembre de 2023 y octubre de 2024 el poder adquisitivo medido en pesos de los salarios registrados cayó un 5,52%, en dólares mostró un fenómeno inverso.
Según datos oficiales de la Secretaría de Trabajo basados en información del Arca (ex AFIP), entre enero y octubre de 2024, el valor de la mediana del salario de los trabajadores registrados se incrementó un 62,4% si se midiera al dólar oficial y un 69,85% si se tomara su evolución según la cotización del dólar MEP.
En números concretos, la mediana del salario registrado pasó de U$S 551 en enero de 2024 a U$S 936 en octubre de ese mismo año. Si se tomara el salario promedio al dólar MEP, la suba fue desde los U$S 724 hasta U$S 1214 en apenas diez meses. El tope del 1% en paritarias, más allá de lo que ocurra con el poder adquisitivo real de los trabajadores, pretende impedir que los salarios sigan incrementando su valor en dólares y, si fuera posible, incluso reducirlos.
Más explotación
Las aspiraciones empresarias de reducir el costo laboral en nombre de una supuesta pérdida de competitividad y rentabilidad se dan de bruces con los datos que marca la realidad.
Según el último informe de la Cuenta de Generación de Ingresos del Indec, durante el tercer trimestre de 2024 la remuneración al trabajo asalariado representó apenas el 43,2% del PBI cuando, un año antes, llegaba al 44,9% y, hace ocho años, rozaba el 52%.
En el sector puntual de la industria manufacturera la remuneración al trabajo asalariado representó en el tercer trimestre de 2024 el 32,6% del producto sectorial muy por debajo del promedio de 35,2% del mismo trimestre en los últimos ocho años y muy atrás del pico reciente de 45,8% registrada en 2017.
Por una nueva dirección
Para los trabajadores resulta vital quebrar esta nueva ofensiva apadrinada por el gobierno, el FMI y el conjunto de las patronales.
La conducción de la CGT ya dio sobradas muestras de su colaboración y complicidad con este gobierno incompatible con toda aspiración de los trabajadores y ahora se aviene a firmar, en serie, paritarias en los términos que impone el ejecutivo.
Es necesario avanzar en un congreso de delegados de base para rechazar los topes salariales y el ajuste y repudiar el pago de la deuda externa y todo acuerdo con el FMI. Con ese programa impulsar un paro nacional y un plan de lucha y, a la vez, recuperar los sindicatos y centrales para poner en pie una nueva dirección del movimiento obrero capaz de terminar con este gobierno antiobrero.
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