Sindicales
3/7/1997|546
Elecciones en Suteba
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La lista Celeste, que responde a la conducción de Maffei y Yaski obtuvo un holgado triunfo en las elecciones de Suteba. En el Gran Buenos Aires, pasó del 51 al 61 por ciento de los votos.
Su triunfo es todavía más amplio en el interior de la provincia, donde tradicionalmente es menor la actividad sindical y no existen listas opositoras.
El crecimiento de la Celeste se hizo fundamentalmente a expensas de la Azul y Blanca (PTP, Unidad Socialista y peronistas), la gran derrotada de la elección. La Celeste le arrebató Avellaneda y estuvo a punto de hacerlo en San Martín y Berazategui, donde entró de todos modos por la primera minoría en la Comisión Directiva. La Azul y Blanca perdió votos en términos absolutos en prácticamente todos los distritos, a pesar del aumento del padrón de afiliados y a que el nivel de participación (cercano al 60%) fue similar al comicio anterior.
La votación de la Rosa
La Rosa logró aumentar ligeramente la votación a nivel provincial, a aproximadamente el 15 por ciento. Aumentó en un 25% su caudal de votantes en Matanza; casi un 40% en Lomas; en San Martín, pasó de 55 votos a 160; duplicó prácticamente la votación en General Sarmiento (518 votos contra 269) y en Berazategui.
También se destaca la votación en Lanús, Escobar y Ensenada. Cayó levemente en Morón y Varela, un 20% en La Plata. Fue más pronunciada en Moreno, Merlo, Avellaneda, donde la Rosa carece de una expresión organizada.
Este fenómeno se refuerza a nivel seccional. La Rosa, en General Sarmiento, se alzó con el 40% de los votos, a un tris de arrebatarle la conducción a la burocracia celeste. Cuatro miembros de la Rosa entraron por la minoría en la Comisión Directiva. En Matanza y en Morón, donde la Rosa compartió una lista seccional con otras fuerzas, los porcentajes suben sensiblemente en relación a las cifras provinciales. En Morón, cosechó el 27 por ciento de los votos, y en Matanza el 24% (en la elección anterior, la lista opositora había obtenido apenas el 16%).
Un retroceso marcado, en cambio, se experimentó en La Plata, donde la celeste remontó un cuadro que le era totalmente adverso y logró derrotar a una lista común conformada por la Azul y Blanca y la Rosa.
El triunfo Celeste
La Celeste ha montado su triunfo electoral sobre la base de una altísima dosis de demagogia. El impacto publicitario de la ‘carpa’ y el ‘ayuno’ sirvió para ‘blanquear’ la desmovilización en que se mantiene el gremio. La burocracia se valió hasta el final de un ‘doble discurso’, presentando el ‘financiamiento’ como un procedimiento para lograr el aumento del salario y la solución de los apremiantes problemas educativos, cuando no es más que una vía para ‘lubricar’ la aplicación de la reforma educativa. El paro y la marcha educativa del 20, que ni siquiera estaba en el ‘cronograma’ de la burocracia cuando lanzó el ‘ayuno’, fueron utilizados para fingir el comienzo de un‘plan de lucha’ que no existe.
Esta maniobra fue acompañada por la Azul y Blanca. Su debacle obedece a su total mimetización con la política de la burocracia marisanchista. La campaña electoral puso en evidencia que celestes y azules y blancos son astillas del mismo palo.
La Rosa se fortalece
La campaña electoral ha servido para afianzar a la Rosa como la única corriente de oposición.
La Rosa fue la única que salió a denunciar la estafa que representaba el ‘financiamiento’ pregonado por la Ctera y la adaptación (y hasta identificación) de su conducción con la reforma educativa, y le opuso un programa presidido por los grandes reclamos educativos y docentes y la perspectiva de un plan de lucha para imponerlo. El voto a la Rosa es, por lo tanto, un voto conciente a favor de esta perspectiva.
El aluvión celeste no puede hacer perder de vista que la Rosa se ha afianzado en distritos claves, se ha implantado en varias seccionales nuevas, que reunió a casi mil fiscales entre sus adherentes. La elección Rosa, por otra parte, fue sensiblemente mayor en las zonas donde se desarrollaron los movimientos de los autoconvocados y se protagonizaron las principales luchas (Hurlingham, San Martín). Es decir, la Rosa ha reclutado su apoyo en el sector más dinámico y combativo de la docencia, lo cual realza su peso en términos de vida gremial efectiva y de influencia política de un modo más general. Parte de esa docencia ni siquiera está afiliada, de modo que su existencia no ha tenido una traducción electoral.
Perspectivas
Los resultados de la elección revelan la capacidad de manipulación que todavía conserva la burocracia en un gremio golpeado, castigado, que está procurando levantar cabeza y revertir el furioso recortamiento de sus conquistas y de la educación en su conjunto. Ni qué hablar que ese manejo se vio favorecido por el vaciamiento sindical provocado por la propia conducción celeste.
Asistimos a una recomposición de las filas del gremio, a una mayor iniciativa y disposición de movilización, que parcialmente se constata en una revitalización de Suteba —y en una quiebra de la FEB. Cuanto más se afiance este proceso, más rápidamente quedarán al descubierto los límites insalvables de la política celeste.
La ‘Carpa’ dio lo que podía dar en términos de propaganda, pero no doblegó al gobierno. Es necesario pasar a otra etapa. Llamamos a organizar una campaña, encabezada por los directivos seccionales, congresales, delegados y tendencias combativas de la Rosa, a favor del ‘no inicio’ después de las vacaciones de invierno, por un salario básico de 700 pesos, triplicación del presupuesto educativo y la derogación de la reforma educativa menemista.