Recientemente, el intendente radical saliente de San Nicolás, Novau, junto al de Ramallo, Roberto Filpo, y los intendentes electos de cada ciudad (peronista y radical, respectivamente), viajaron a Brasil, con dinero de Comirsa (complejo industrial donde funciona Siderar), o sea pagados por Techint. Ha sido un viaje de negocios de gerentes de Techint. Techint tiene fuertes negocios en Brasil y está “armando” el ingreso de sus productos a los Estados Unidos. Acaba de aceptar un aumento de tarifas eléctricas, a pesar de ser el principal insumo de la siderurgia, a cambio de meter algunos productos en el mercado yanqui. Los lazos de los partidos patronales, del Estado en su conjunto, con Techint, toman un carácter descarnado en esta ciudad, pero son los mismos que sustentan al gobierno de Kirchner.

Otro “aliado de oro” es el actual primer burócrata de la Uom: Brunelli. Consultado sobre “la importancia de la Cancillería en la industria siderúrgica y minera”, respondió como cualquier gerente o socio de Techint lo haría: “Tendríamos la posibilidad de insertar semielaborados… una línea directa con Estados Unidos”. Es el hombre que ha aceptado los convenios por empresa, junto con toda la flexibilidad laboral. Debido a esto, los metalúrgicos de Campana tienen un convenio con un salario un 30% menor al de sus compañeros de San Nicolás.

En los últimos días, la Uom de Brunelli firmó un acuerdo para los “metalúrgicos chicos” con la patronal de Adimra, que establece salarios de entre 500 y 800 pesos. Con estos salarios (y una canasta alimentaria situada en 780 pesos) los obreros están obligados a cumplir jornadas de 300 horas mensuales. Con relación a la negociación salarial con Siderar, Brunelli ha declarado: “Va a ser una negociación dura, pese a que Siderar está atravesando un momento de bonanza”.

Pero esto va más allá: Brunelli está negociando los convenios del ‘75, en las metalúrgicas chicas y en Siderar, Siderca y Acindar, tratando de eliminar sus conquistas.