Sindicales

30/5/2003|756

En el Soip, el parito de Moyano fue un parazo

El paro del 22 fue una pieza clave del plan de lucha salarial. En fábricas importantes como Moscuzza, Centauro y El Marisco 1 y 2 se garantizó a fondo el quite, superando las amenazas patronales. Moscuzza trajo a un escribano para intimidar a los compañeros. Lejos de lograrlo se tuvo que ir sin poder labrar el acta, producto de una asamblea que realizamos donde se votó seguir con la medida. En el Marisco 1, el sector de compañeros cooperativizados se plegó a la medida de fuerza y la patronal amagó con traernos un fiscal por “coartar la libertad de trabajo”. Lo hicimos recular.


Como paro, el 14 habría sido todavía mayor que el 22, por su absurdo levantamiento, pero el quite creció esa semana.


A último momento la CGT regional (moyanista) levantó el paro del 22. La Comisión Directiva del Soip no dudó en sostenerlo. Durante las jornadas del 20 y 21 no sólo se recorrieron las fábricas, sino que se envió a la prensa la ratificación de nuestra adhesión al paro nacional. El día 21 realizamos una asamblea para preparar los piquetes.


La jornada del paro


Desde las 6 de la mañana, El Marisco 1 decidió parar con permanencia en la planta hasta las 12 horas, con el argumento de que “estamos esperando que la cámara patronal firme el aumento” y “queremos que venga la directiva del sindicato y nos diga qué está pasando”. El Marisco 2 también paró, pero a las 7:30 horas abandonó la fábrica para sumarse a los piquetes que agruparon a cerca de 100 compañeros. Mientras tanto, al otro lado del puerto, las fábricas Bodepez, Moscuzza, Ostramar y Ardhapez realizaban asambleas y votaban el acatamiento. Marisco paró a fuerza de piquete la empresa Centauro, que está al frente. Fue destacado el rol de las mujeres de El Marisco 1, que frente a los insultos y amenazas patronales de “sacarlas a los tiros”, pusieron el cuerpo y la firmeza imponiendo el paro en esta fábrica que reúne a más de 200 compañeros. Mientras los piquetes crecían, en la recorrida las plantas iban parando con la sola presencia del sindicato.


También se desnudó el carácter pro patronal de algunos delegados (que integraron la lista blanca de la burocracia), como el de 14 de Julio o Giornno, donde los compañeros ni siquiera fueron informados de las medidas, hasta que llegamos y garantizamos el paro.


Los compañeros de las cooperativas, como siempre, ¡presente!


El rol que jugaron los compañeros en negro fue, sin duda, destacado. Lejos del corazón del puerto, una planta de 150 compañeros realizó una asamblea y decidió apoyar la medida porque “convocaba el gremio y había que ir a interiorizarse”. Otros decían simplemente que había que parar “para no ser carneros; además, antes estábamos solos y ahora tenemos que unirnos”.


El acatamiento fue del 90%, rematado con una asamblea a las 16 horas, donde anunciamos el éxito de la medida y la disposición patronal a firmar el aumento salarial.


Los cooperativizados que no están contenidos en este aumento serán honrados, colocando como primer punto de las negociaciones sus condiciones de trabajo, para avanzar en la unificación del gremio. La elección de delegados por cooperativas y las asambleas comunes son insustituibles para lograr este objetivo.


Quedó demostrado que la voluntad de lucha en el movimiento obrero está presente. A pesar de la vacilación del moyanismo los 6.000 obreros del pescado protagonizamos un parazo.