La empresa estatal NúcleoEléctrica Argentina S.A., que maneja las centrales nucleares de Argentina, hizo llegar 232 telegramas de despidos a técnicos e ingenieros de su planta permanente, en lo que es el comienzo de una “restructuración” (ajuste) de la empresa. Algo que se rumoreaba desde los anuncios de Macri de “suspender” (lease cancelar) la construcción de dos nuevas centrales nucleares en el pais.

Los despidos, que se suman a los de los tercerizados del ultimo año, obedecen a un plan de guerra contra el sector nuclear en la Argentina, como se evidencia en el vaciamiento de la Planta Industrial de Agua Pesada, el ataque al Invap, Dioxitek, etc. Este desarme de un sector altamente profesionalizado cuyo principal objetivo es la produccion de energia eléctrica de origen nuclear, en reemplazo de la generación por combustión de derivados del petróleo, persigue el doble interés de profundizar la dependencia del sector energético de las petroleras y hacer retroceder a la Argentina tecnológicamente. Es importante señalar que en el acuerdo con el FMI figura explícitamente la cancelación de este tipo de obras, necesarias para la infraestructura del pais, lo que es lógico de parte de un organismo que se dedica a reforzar la dependecia y el atraso en todo el mundo.

La reacción de los trabajadores de rebelarse contra este vaciamiento encuentra en sus direcciones sindicales actitudes distintas. Por un lado APUAYE, asociación de los profesionales, ha tomado los depidos por un hecho “irreversible” y se dedicó a “informarlos”, muy lejos de enfrentarlos; los gremios del personal técnico (Luz y Fuerza, ATE), al contrario, convocaron a un paro por tiempo indeterminado en sintonía con la bronca de sus trabajadores. Este plan de guerra contra los trabajadores, que no se limita a una empresa ni al sector nuclear, debe enfrentarse enérgicamente.

Es importante ratificar la posibilidad de derrotar la actual ofensiva. En oposición al pesimismo de quienes piensan que no es posible enfrentar los planes del gobierno y que lo único que queda es rezar para que quien asuma en 2019 revierta este ajuste, afirmamos que los trabajadores podemos derrotarlo hoy mediante un plan de lucha serio. El primer paso en esa dirección es defender el paro convocado, reforzar la organización de los trabajadores mediante asambleas y reuniones en todos los sectores, que discutan las acciones para derrotar a la dirección de empresa y al gobierno.

Pero teniendo en cuenta que este ataque forma parte de un plan más vasto de ajuste, donde se inscriben el intento de privatizar EPEC y el ataque al convenio colectivo de trabajo de los compañeros de Córdoba; la amenaza de cierre de la termoeléctrica de Esquina en Corrientes; los despidos y la creciente tercerización en Edesur y Edenor, que ya vienen de un avance flexibilizador de las empresas, y los incontables agravios a los trabajadores por fuera del sector; es necesario que los lucifuercistas juntemos fuerzas, enfrentemos y derrotemos el ajuste, algo que la dirección de FATLyF (Federación de Luz y Fuerza) no parece tener como perspectiva.

Desde Alto Voltaje, defendemos y militamos esta perspectiva. Llamamos a todos los lucifuercistas a organizarse en sus sectores y a impulsar acciones de lucha, como en varios lugares ya se está haciendo, y a reclamar la continuidad del paro masivo del 25 de junio con un paro activo de 36 horas con movilización a Plaza de Mayo, que una a los trabajadores frente a los avances del gobierno y el FMI.