Sindicales

7/11/1998|607

Está planteada la huelga general educativa

“Las universidades nacionales están al borde del colapso”, declara Clarín (6/11). Y aclara que no sólo se recortó el presupuesto universitario sino que, desde agosto, están suspendidas las partidas para pagar servicios públicos, proveedores y contratistas y financiar las investigaciones. La suma que el gobierno adeuda a las universidades ya suma 120 millones, lo que hace prever que habrá cortes de servicios masivos antes de fin de año, pues ya hay unidades académicas que adeudan facturas de energía eléctrica. Por otra parte, el presupuesto nacional educativo para 1999 se reduce en 186 millones, de los cuales 72 corresponderían a las universidades nacionales. Está incluso eliminada del presupuesto ‘99 la partida que debía ser utilizada para financiar el plus salarial para los docentes universitarios que el ministerio había prometido, lo que significa 105 millones menos. En el ámbito de la educación primaria y secundaria, además de sufrir los efectos del recorte presupuestario, se suma la negativa, tanto del gobierno como de la oposición, de otorgar cualquier tipo de aumento salarial. No se pueden interpretar de otra manera las dilaciones del Congreso en relación a la ley de financiamiento educativo: si la Alianza estuviera verdaderamente interesada en el problema, dejaría de observar pasivamente las maniobras del menemismo.


Con este panorama a la vista, con la conclusión evidente de que la confianza en los partidos patronales nos ha llevado a esta situación, con la visible intención del menemismo de mantener las cuentas en orden a costa de los docentes y los trabajadores en general, no hace falta mucha imaginación para elaborar una respuesta. ¿Vamos a esperar que el olor empiece a salir de los baños? ¿Que haya que bajar las escaleras a tientas cuando los ascensores no funcionen y toda la actividad se corte a las siete de la tarde, cuando se acabe la luz natural? ¿Que los mecheros sean reemplazados por fósforos o encendedores cuando nos corten el gas? ¿Vamos a seguir festejando la aparición de nuevas telarañas en una carpa que ya se hizo parte del paisaje? La única solución consiste en tomar el problema en nuestras manos. Ante el derrumbe del conjunto de la educación, está planteada la organización de la huelga general, empezando por la formación de una Mesa Coordinadora de todo el movimiento en lucha (docentes de todos los niveles, estudiantes y no docentes en general), por la paralización de las actividades, asambleas en todos los establecimientos, la no toma de exámenes y la marcha sobre la Casa Rosada y el Congreso. No esperemos al año que viene con nuevas amenazas insípidas de no comenzar las clases. Eso es lo que gobierno y oposición quieren: pasar las fiestas en paz. Que el aluvión docente de todo el país se derrame de una buena vez sobre un puñado de politiqueros que cimentan su fama internacional sobre la miseria de los trabajadores: ¡Aduba llama a marchar ya a la huelga educativa general!