Sindicales

16/9/2010|1146

CTA: Chile y Pianelli juegan a las escondidas

-Exclusivo de internet

Ambos dirigentes tratan de argumentar sobre la inexistencia de una crisis de la CTA que pueda cuestionar su continuidad. Esto, contra la opinión de todos los medios políticos y contra el hecho de que las acusaciones e impugnaciones mutuas están al borde de llevar la propia elección a la Justicia. Pese a ello, Pianelli dice que la existencia de dos listas demuestra que estamos ante una “crisis de crecimiento, no de retroceso” y “no veo riesgos de fractura” y Chile explica que lo que sucede en la CTA es el “fruto de la consolidación de un proyecto político”. Ocultan la alineación política de Yasky con el gobierno y la de Micheli con Proyecto Sur. ¿De qué consolidación hablan?

Chile reconoce que “hay una gran tentación de factores de poder para intentar cooptarla, de intentar disciplinarla” (a la Central) y una velada acusación de una convergencia del yaskismo con la CGT de Moyano. “No me imagino un gremio como los docentes yéndose a la CGT”. Pero al callar que el ‘factor de poder’ es el gobierno y la herramienta de cooptación es Yasky, subordina la lucha política a una diplomacia de cuño burocrático. Y esto porque en la base de ambas estrategias políticas está la filiación patronal de las dos fracciones. Chile reivindica la Constituyente Social como la construcción de un movimiento político social y como la discrepancia fundamental con la lista de Yasky. Pero ninguno de los dos dio cuenta del fracaso desde su constitución en Jujuy, dondce tuvieron que guardar a Bussi de la Federación Agraria en un placard porque estaba -y está- aliado a la Sociedad Rural. No votó ningún programa y giró alrededor de la apología a la puntera kirchnerista Milagro Sala.

No es casual entonces que ambos dirigentes coincidan, también, cuando rescatan la participación parlamentaria de dirigentes de la central en partidos patronales. “Por supuesto que hay una corriente muy importante que se ha incubado en la Central y que tiene grandes posibilidades de conducir esta ciudad. Nos referimos al espacio Buenos Aires para Todos”, dice Chile. “De hecho, la CTA hoy puede recurrir a compañeros propios que están en diferentes espacios políticos en la ciudad”, comenta Pianelli, sin revelar que se refiere a su apoyo a Sabbatella, que se jugó por el kirchnerismo de entrada apoyando el pago de la deuda externa con reservas.

Chile reconoce el carácter burocrático de la CTA, pero excluye su democratización del orden del día cuando dice “yo creo que la democracia sindical todavía es insuficiente, que hay que ir por la revocatoria de mandatos, por la proporcionalidad planteada de otra forma” para agregar: “Ojo, no creo que éste sea el momento, en medio de la pelea que estamos dando” y patea para adelante: “En los próximos cuatro años, vamos a tener que discutir esto…” (mientras tanto, si hay que reventar una que otra seccional díscola como el Suteba La Plata, no hay problemas).

Finalmente, es de interés la postura crítica de Pianelli acerca de la organización por la CTA de fracciones gremiales paralelas -según él cáscaras vacías- de despedidos y desocupados en los ámbitos privados, ya que la confianza en las resoluciones de la Corte lleva a que los trabajadores sean despedidos y que las reincorporaciones judiciales sean desconocidas por las empresas. Le opone la experiencia del subte donde se conquistó, durante años, el poder dentro del lugar de trabajo, antes de romper con la UTA e irse todos juntos. Lo que no dice es que la fracción yaskista de la CTA, a la que adhirió hace largo tiempo, es la que viene militando, junto al gobierno, por domesticar a los luchadores del subte, someterlos a la “paz social” K y creando las condiciones de la restauración de la dictadura patronal y de la UTA. Pianelli gasta a cuenta del capital acumulado por 15 años de construcción clasista en el subte. Si alguna conclusión hay que extraer de este intercambio diplomático entre los referentes porteños de las listas 1 y 10, es que los une la convicción común de que la clase obrera sólo puede aspirar a actuar como rueda auxiliar de la burguesía y sus partidos. Nuestra conclusión, en cambio, es que resulta fundamental el reagrupamiento político de delegados y activistas en una postura independiente de ambas fracciones de la vieja dirección.