Sindicales
13/5/2024
Explosión en la avícola Tres Arroyos de Entre Ríos
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Planta Tres Arroyos.
En la noche del jueves 9 se produjo una explosión en un caño de amoníaco en la planta frigorífica avícola La China de la empresa Tres Arroyos, en Concepción del Uruguay (Entre Ríos), una de las más grandes procesadoras de carne de pollo del país.
La explosión generó que un par de trabajadores deban ser asistidos, sobre todo uno de ellos que fue quien estaba más cerca del siniestro en la sala de máquinas y que logró accionar la alarma. Estuvo internado con oxígeno, con quemaduras en sus piernas, irritación en las vías respiratorias y, aunque afortunadamente está fuera de peligro, sigue en observación oftalmológica ya que el amoníaco le afectó directamente la vista.
Trabajadores denunciaron que la empresa, en un principio, no quería activar el protocolo para que el hecho no cobrara estado público, pero les fue imposible. Tanto por el estado de salud del trabajador como por el olor a amoníaco, que no solo se esparció dentro de la planta sino a todos los barrios lindantes.
Tal fue la gravedad del hecho que la empresa debió interrumpir la faena y dispensar al grueso de los trabajadores de ese turno. En anteriores escapes de amoníaco (no es la primera vez que ocurre), la empresa luego de ventilar por unos minutos volvía a convocar a los trabajadores al interior de la planta para continuar produciendo. Esta vez no pudo volver a repetirlo. Lo que sí hizo fue comunicar rápidamente a los medios que fue un accidente menor, que se activó eficazmente el protocolo y ocultó la gravedad de lo sucedido con los trabajadores que estaban en la sala de máquinas.
Este tipo de situaciones también se repiten comúnmente en el área de subproducto donde explotan las calderas por falta de mantenimiento, quemando de gravedad a compañeros. La única diferencia es que no se paraliza la producción cada vez que sucede.
Lo que tampoco se informó a los medios fue que como quedaban 16 pilotes de pollos les ordenaron a los encargados que finalizaran la producción. Todos trabajando en presencia del amoniaco que había dentro de la fábrica, al igual que el pollo que después salió a consumo.
Tres Arroyos, de los hermanos De Grazia, es una empresa alimenticia que no dejó de producir ni un segundo en la pandemia y que hoy tiene ganancias siderales, porque desde sus plantas no cesan de salir contenedores con mercadería, tanto para el sector interno como para la exportación.
A pesar de ello, hace unos meses, con el aval del sindicato y los delegados, logró declararse en “concurso preventivo de crisis”. Una truchada para poder desconocer derechos laborales, achicar personal y no invertir en mantenimiento.
Los trabajadores sostienen que la empresa no está invirtiendo en elementos para mantenimiento y, para colmo de males, en el último tiempo suspendió esas tareas de mantenimiento los fines de semana, cuando son sumamente necesarias.
El papel de la comisión directiva local del Sindicato de la Alimentación fue lamentable. El secretario general, que además es paritario nacional, hizo declaraciones radiales relatando la explosión, para pedirle a la empresa que ella misma haga un peritaje, y además informando que los protocolos que se aplicaron eran los correctos.
El siniestro ocurrió el día del paro nacional que la conducción del STIA boicoteó. Ni siquiera realizó asambleas para organizarlo. Por supuesto, tampoco se movilizó. De modo que los trabajadores, desorganizados por su sindicato entraron a trabajar. Y lo mismo hicieron los delegados de planta, que critican a la conducción del STIA, pero también carnerearon el paro.
El conjunto de la fábrica tiene que hacer un balance de lo sucedido, tanto por el estallido del caño que transporta amoniaco y las condiciones de trabajo, como también que fueron abandonados a su suerte cuando millones de trabajadores se plegaron al paro nacional del 9, que repudió la política de Milei y su Ley de Bases, que ataca brutalmente al conjunto de los trabajadores del país, con reforma laboral esclavista, reforma jubilatoria que impide jubilarse, entrega del país a corporaciones internacionales, reinstala el impuesto al salario (ganancias), y un largo etcétera.
Para comenzar, tienen que haber verdaderas comisiones de seguridad e higiene votadas por los trabajadores en asambleas, con poder de interrumpir las tareas cuando haya situaciones de riesgo para los trabajadores y brindar las condiciones necesarias para resguardar nuestra salud.