Sindicales

1/7/2004|857

Expulsión del Centro Cultural

El copamiento que intenta Caro puede medirse por la tentativa de expulsión del Centro Cultural de la fábrica. Grissicultura nació al calor de la lucha contra el desalojo, por la expropiación de la fábrica y la gestión obrera. El Centro Cultural es una expresión de la alianza forjada a través de esa experiencia de lucha en común, entre los trabajadores, por un lado, y –por el otro– los vecinos, las asambleas populares, los estudiantes, los artistas, las organizaciones piqueteras y culturales y los partidos políticos que pusieron el cuerpo en los momentos cruciales de la movilización y jugaron un papel calve en defensa de la causa obrera. El Centro vino desempeñando su actividad con libertad, y en su ámbito se fue desenvolviendo una intensa y rica actividad, donde tuvieron cabida las distintas expresiones políticas y el debate y la confrontación entre ellas.


Salta a la vista que la presencia de un Centro de esta naturaleza es un escollo para los propósitos de Caro, que pretende imponer un régimen de censura a la actividad del Centro Cultural. Las actividades deberían requerir, de ahora en más, previamente la autorización de la cooperativa (es decir, pasar, por el filtro de Caro, quien fue el que llevó la voz cantante en las reuniones donde se informó la novedad, mientras los trabajadores acompañaban dicha comunicación cabizbajos). Los trabajadores fueron extorsionados para tomar esa resolución. Caro planteó que la existencia del Centro y sus ideas de izquierda ponía “en peligro las negociaciones para el tratamiento de la ley de prórroga de los plazos de expropiación en una Legislatura de derecha”. En otras palabras, había que elegir entre el Centro Cultural y la Legislatura y el gobierno de Ibarra. La destrucción del Centro Cultural no es más que un paso en la destrucción de la propia gestión obrera de Grissinopoli –y su transformación en una Pyme, parida por Caro y sus financistas.


Llamamos a todas las organizaciones políticas y populares a colaborar con los trabajadores de Grissinópoli, para derrotar esta provocación de Caro y a defender el Centro Cultural y la gestión obrera de la fábrica contra el Estado y quienes trabajan activamente por destruirlos.