Los municipales de La Plata realizaron un paro extraordinario, de más de 6 días, en reclamo de un básico de 1.000 pesos, el pase a planta de los contratados y el reconocimiento de la antigüedad.

En el edificio de la Torre I el paro fue total, con asambleas y dos movilizaciones al Palacio Municipal, una de ellas con corte de calle. El paro llegó también al edifico de la Dirección de Tránsito -que está luchando por el pase a planta de los trabajadores de Control Urbano-, al Cementerio y al propio Palacio Municipal (donde la mayoría de los empleados son militantes políticos de la Intendencia y de los bloques de concejales).

Los compañeros de más antigüedad comentaban que la última huelga de estas características fue hace 20 años.

El detonante de la huelga es la terrible postergación salarial. Los sueldos promedio son de 700 pesos.

El intendente Alak, además, precarizó el trabajado municipal, y tercerizó (privatizó) el área de limpieza y las unidades sanitarias, tomando, además, trabajadores con contratos, como en Control Urbano.

El Sindicato Municipal es un apéndice de Alak. Bombeó el paro y lo levantó apenas recibió una “oferta” del Ejecutivo. UPCN apoyó el paro pero el reclamo de la asamblea: un salario igual a la canasta familiar. UPCN pide extender el aumento provincial a los municipales.

El paro se mantuvo. Superó las “apretadas” del Ejecutivo municipal y la deserción del Sindicato Municipal.

El Ministerio de Trabajo dictó la conciliación obligatoria, que rápidamente fue aceptada por UPCN. Pero el Ejecutivo Municipal no reconoce a UPCN y declaró que no va a asistir a las audiencias.

Los trabajadores siguen en asamblea con toda la intención de continuar la lucha hasta que se satisfagan los reclamos.