Sindicales

17/8/2006|959

Faplac: Sí que podemos ganar

Faplac ya llevaba un mes de paro con piquetes en puerta de fábrica, por el encuadramiento como químicos y el reconocimiento de los delegados elegidos. El Ministerio decretó ahora la conciliación obligatoria.


La empresa alega ser maderera, un sindicato que no existe en Zarate, sólo para sostener una flexibilidad laboral. Cuando la planta estaba en Pacheco la empresa no tenía ningún inconveniente en estar encuadrada como plástica, porque eso le permitía rosquear con la burocracia de Triaca. Mal se puede reclamar maderera ahora, cuando a través de tercerizadas truchas mantiene sin sindicalizar, en negro y pagando a destajo a los isleños que trabajan en el desmonte en sus plantaciones en el Delta.


La lucha de Faplac por el encuadramiento es el resultado de la decisión de los trabajadores de poner fin a las tercerizaciones, al desconocimiento de los horarios de trabajo, a los aprietes de todo tipo. En todo el Parque Industrial se ha generalizado la convicción de que hay que terminar con lo que fue el paraíso de la flexibilidad. Expresión de esto fueron los tres días de paro de las otras 19 químicas de Zárate y Campana en solidaridad con Faplac.


Cuando se venía una tercera medida de lucha de los químicos -ahora un paro de todas las plantas por 72 horas- vino la conciliación. Según el informe del Sindicato, fue dictada por el Ministerio. Los trabajadores, entendiendo que el llamado a conciliación a los químicos es un principio de reconocimiento del encuadramiento, lo tomaron como una victoria y salieron a festejar por el centro de Zárate. El Ministerio dijo que va a colocar en planta un veedor. Ahora que la lucha restableció la dignidad, hay que mantener la organización y prepararnos para imponer el Acuerdo Marco del Sindicato Químico, la convocatoria a paritarias que discutan todos los problemas de cada sección, empezando por el pase a planta de Faplac de los compañeros de las tercerizadas. Hay que imponer el reconocimiento de los delegados y del Sindicato.


Ipesa


En esta fábrica los trabajadores se vieron obligados a ir a la lucha hace algunos meses para cobrar sus haberes. Ahora, otra vez tuvieron que parar y organizar un fuerte piquete para que la patronal pague deudas de horas extras del año pasado y la última quincena.


La empresa tomó medidas represivas. Primero una fuerte presión policial (100 efectivos) y judicial (orden de desalojo), además contrató matones armados que amenazaban a los compañeros para atravesar el piquete. El turno tarde completo marchó a la comisaría a hacer la denuncia.


Los compañeros se mantuvieron firmes y no comenzaron a trabajar hasta que no se cobró el 50% de la deuda. Tampoco se levantó el piquete ni se dejó salir a los camiones con mercadería hasta que se canceló la totalidad de lo adeudado.