Sindicales

1/6/2022

Fernández defiende su modelo de reforma laboral en el Smata

La burocracia sindical sigue sosteniendo a un gobierno responsable por la licuación salarial.

Fernández con Pignanelli, secretario general del Smata.

Desde las 11 de la mañana de este miércoles el presidente Alberto Fernández se hizo presente en un acto de la Confederación de Sindicatos Industriales de la República Argentina (Csira), celebrada en la sede del Sindicato de Mecánicos y Afines del Transporte Automotor (Smata). Fernández fue a reivindicar los “entendimientos” que vienen logrando la burocracia sindical y las patronales del sector. Entendimientos como el labrado en Toyota, que implicó una reforma sobre el régimen de trabajo en la planta. En un cuadro donde la derecha agita cada vez más el reclamo patronal de una reforma laboral, el mandatario quiere mostrarse como un vehículo para avanzar hacia la flexibilización de las condiciones de trabajo apoyado en la burocracia de los gremios, evitando que su impulso como ley dispare la bronca entre los trabajadores.

El cónclave tuvo lugar cuando el presidente se encuentra recorriendo actos de distintos gremios, como por caso de su presencia en semanas previas en los de Fatsa (Sanidad) y la Uocra (Construcción). En medio de la crisis interna que sobrevuela al gobierno, el jefe de Estado busca apoyarse en la burocracia, primordialmente en los “peces gordos” de la CGT.

En tanto, la inflación acumularía según las distintas consultoras otro 5% en mayo, número que de repetirse en junio llegaría a acumular un 30% en la primera mitad del 2022. La aceleración de este desmadre inflacionario puso en el centro de la escena la cuestión salarial, cuando los niveles que alcanzó la licuación del poder adquisitivo son históricos: estamos hoy por hoy ante el récord de trabajadores ocupados sumergidos bajo la pobreza.

La responsabilidad de todo el arco de la burocracia sindical en este derrumbe es evidente. Como en el año pasado, los distintos dirigentes “compraron” la meta original de inflación proyectada por Guzmán de un 40% para cerrar los acuerdos, meta que rápidamente se vio desmentida por la realidad, y cuando hasta las estimaciones más optimistas dudan ya de que vaya a tener un techo en el 60%, como se dijo. Por lo pronto, junio comenzó con un aumento de tarifas bajo el brazo, con un recargo del 17% en la electricidad y hasta un 25% para el gas, encareciendo los costos de producción en la industria y echando más leña al incendio inflacionario.

Dado el evidente dislate entre los aumentos pactados y la evolución inflacionaria, el gobierno convocó a reabrir las discusiones, con el objetivo fundamental de reordenar el paso del ajuste sobre los salarios sin que en los sindicatos estalle el descontento de las bases. En junio se producirán varios aumentos acordados, que retratan mucho más a las claras cómo inciden los acuerdos firmados por la burocracia sindical en el cuadro generalizado de desvalorización salarial.

Es por ejemplo el caso de Comercio, que en el mes entrante cobrará una cuota de su paritaria patrocinada como de un 60% de aumento, cuando en realidad por los pagos escalonados culminaría el 2022 totalizando una suba del 49% (dejando el 10,5% restante para enero de 2023). El mismo monto de un supuesto 60% celebraban desde Pasteleros, pero también se terminará de percibir en marzo del año que viene. Camioneros firmó en abril un acuerdo semestral de un 31%, que como vimos no logrará superarla inflación del plazo, con cláusula de revisión recién en octubre. Los trabajadores de estaciones de servicio cerraron por un escaso 48%, mientras que los trabajadores del cartón, la docencia universitaria y panaderos obtendrán aumentos en torno al 45%. También percibirán una cuota paritaria las trabajadoras de casas particulares, discriminadas del Régimen de Contrato de Trabajo, cuya escala salarial más alta trepará a… $56.480 cuando terminen de cobrarse los incrementos (Ámbito, 31/5).

Estos números refuerzan la necesidad de que los sindicatos rompan con el gobierno para enfrentar el pacto de ajuste dictado por el FMI, que tiene a los salarios y a los convenios colectivos en la mira. En la vereda contraria, el clasismo marca una hoja de ruta para defender el poder adquisitivo y las condiciones de vida de quienes viven de su trabajo. En este sentido, es de destacar que el sindicato del Neumático, el Sutna, acude en estos momentos a un tercer paro en menos de 24 horas por cerrar un acuerdo cinco puntos por encima del 66% propuesto por las patronales. Con estos métodos se convirtió en los últimos años en el único sindicato nacional en ganarle a la inflación una y otra vez.

Es por ello que estamos desplegando en los lugares de trabajo la campaña por un gran paro nacional, para dar la pelea porque la defensa del salario frente a la inflación, de los convenios colectivos de trabajo y nuestras condiciones de vida sea un horizonte para el conjunto de los trabajadores del país.