Aproximadamente a la 1 de la madrugada del martes 19 de enero, cuatro trabajadores de Trenes Argentinos se conducían a realizar la limpieza de una formación china eléctrica estacionada en el lavadero. Al subirse al techo de la formación reciben una descarga eléctrica: tres operarios son expulsados y otro quedó en el techo, sufriendo quemaduras en el 80% de su cuerpo. Se trata del ferroviario Roberto Pereira, quien al día siguiente falleció tras una cruel agonía.

Este hecho plantea seriamente el problema del respeto de los protocolos de seguridad en Trenes Argentinos.

Todo comenzó con un corte de energía eléctrica general previsto por obras. Durante el corte, los compañeros terminaron con la limpieza interior del depósito y pasaron a las formaciones. En ese momento, debió hacerse el corte específico de las catenarias, el tendido de cables que transporta la energía eléctrica a las formaciones. De ese modo, se acciona un semáforo que habilita a los compañeros para subir al techo de los coches e iniciar los trabajos de lavado.

La investigación del suceso deberá determinar si se cumplió con ese paso, ya que la electrocución se habría producido al levantarse el corte general y restituirse la energía.

Los trabajadores del sector venían llevando adelante varios reclamos de infraestructura sin que Trenes Argentinos le diera solución. Uno de los más importantes se relaciona directamente con lo acontecido anoche: el no funcionamiento de los semáforos mencionados o indicadores.

Otros planteos se referían a la reparación de la iluminación del predio en el que se desempeñan y al reemplazo de una decena de llaves de paso de agua de los andenes de lavado que, en este último caso, lo terminaron realizando los propios compañeros del sector y un trabajador las pagó de su bolsillo, porque la cuadrilla de artesanos que concurrió varias veces a realizar la tarea no recibió la partida correspondiente de parte de la gerencia.

También se pidió hace meses espátulas para desprender chicles de los pisos de los coches y tampoco hubo respuesta, así como con los guantes que les entregan para recolectar la basura: son frágiles y no protegen adecuadamente las manos.

Otro de los reclamos sin respuesta fue por la falta de cabo de vida para los compañeros que trabajan sobre las formaciones. Se trata del anclaje para un arnés que impida las caídas de los techos resbalosos por congelamiento en el invierno. En su ausencia, los trabajadores se enganchan de la propia catenaria. Hubo varios casos de peligrosas caídas por ese motivo.

Esto ilustra la falta de atención de la problemática planteada por los trabajadores y la negligencia empresaria sobre la infraestructura de seguridad que requieren estos trabajos. Un problema que se reporta también en otras áreas y que ha hecho de Trenes Argentinos una empresa de alta siniestralidad.

La directiva de la Unión Ferroviaria es responsable de no oír los reclamos de los trabajadores y por no hacer cumplir los protocolos de seguridad en el sector. Tampoco respondió a otros planteos de los compañeros, como un plus por trabajo en altura y el refrigerio por trabajo de cuadrilla.

Reclamamos la investigación y el esclarecimiento de las causas de este accidente, con participación de los propios trabajadores, y que se dé solución a todos los reclamos de infraestructura y condiciones de trabajo presentados por los compañeros.

¡Justicia por Roberto Pereira!

¡Nunca más una muerte obrera en el ferrocarril!