Foetra: Los rupturistas cuentan “una historia”

Pero no hacen un balance

Luego de que saliera publicada la nota “Crisis en Foetra: Sosto, Lavagna y Silvia Hidalgo se van sin explicarse” (Prensa Obrera N° 1.141) y que ésta fuera enviada por mail a cientos de compañeros telefónicos, ha salido una “respuesta” planteando “Por qué nos fuimos de la Lista Azul y Blanca, una historia”, firmada por Sosto, Lavagna y Silvia Hidalgo, más Mario López, ex secretario de Actas y Encuadramiento, y Tomás Devoto, ex coordinador de zona, y dos delegados de base de Foetra. El texto en cuestión expone nuevamente la falta de un balance y la responsabilidad política de los que acaban de romper al acompañar, apoyar y defender todo el rumbo político y de burocratización llevado adelante por Foetra en los últimos años.

La carta menciona la completa burocratización del sindicato: “centralización de decisiones, donde no interviene ni el conjunto del gremio y luego ni siquiera la lista”, “clausura de la asamblea general” y “55 días de paritaria sin reunir el plenario de delegados, la comisión administrativa ni el secretariado de la Lista Azul y Blanca”. Semejante conducta coronó un “retroceso salarial de los últimos años” que también reconocen. Pero no sacan una sola conclusión política. Para ellos, “esta centralización de la decisión no tocaba el terreno reivindicativo gremial, como sí sucedió ahora”, lo cual es falso. La burocratización nos costó caro en todos los terrenos, también en relación con el Fondo Compensador (una caja complementaria de aportes obreros y patronales para la jubilación) que reformó sus estatutos o la obra social que restringió el ingreso de los jubilados. Nada de esto mencionan.

Al decir que esta burocratización no tocaba el terreno reivindicativo se olvidan del abandono de la lucha de Atento y la traición a la huelga contra el tercerismo de 2006. Luego vino el retroceso salarial como consecuencia de haber seguido los topes salariales del gobierno, que Iadarola y Marín como parte del moyanismo, y la CTA de Yasky, firmaron con el mismo método que ahora se denuncia para los “preacuerdos” firmados con las telefónicas a espaldas de los telefónicos. Esa política llevó a desconocer la votación de una asamblea general entera en el estadio de Racing, para ahogar una lucha que había puesto 10 mil telefónicos en la calle y que disponía de las fuerzas para romper los topes salariales, como este año lo hizo la huelga general de los trabajadores de la alimentación cordobesa.

La integración al gobierno, no reconocida en el texto, llevó a un planteo estratégico de colaboracionismo con los pulpos telefónicos, como lo denunció la Lista Naranja desde un primer momento y como quedó nuevamente plasmado en el “Congreso de las Telecomunicaciones”, contra toda la tradición histórica y de lucha por la nacionalización de las telecomunicaciones. Luego se apoyó con pitos y cadenas la ley de medios del gobierno kirchnerista en su versión pura, cuya perla era (y es) el ingreso de las telefónicas al negocio del “triple play” y la trasmisión audiovisual.

La confusión de los firmantes es tan grande que, habiéndose quejado de haber dado marcha atrás a la ruptura con la Foessitra (la vieja burocracia menemista adaptada ahora al kirchnerismo) y la formación de Fatel, reivindican ahora que para “fortalecer la lucha contra las empresas se logró una mesa con las demás organizaciones telefónicas”, es decir con la Foessitra. Mario López incluso firmó junto a Iadarola y Marín, antes de las paritarias, una “Carta de Intención” (ver en www.actnaranja.com.ar) donde se impulsaba la “Unidad Nacional” con la Foeesitra, cuando la Foeesitra venía de firmar un convenio flexibilizador y de entrega de los grupos laborales y aceptación de la polifunción con las dos empresas.

La cooptación kirchnerista de la dirección de Foetra llevó a la dirección de Foetra, encabezada por Iadarola-Marín, a ser pionera de la confluencia Moyano-Yasky bajo el ala del gobierno, que impulsa desde hace años el copamiento kirchnerista de la CTA y que la amenaza con llevar a su fractura y sobre el cual tampoco emite sonido alguno.

¿Adónde van?

Los renunciantes plantean impulsar “un constructivo equilibrio de las diversidades”, precisamente una de las tantas máximas centroizquierdistas que como el “denominador común” se utilizan para evitar las tendencias clasistas y el debate político entre los trabajadores. La unidad de la diversidad obrera se consigue en la acción común de la lucha, en la independencia política de la patronal y de las fuerzas políticas que expresan los intereses capitalistas, en la construcción de agrupaciones clasistas para luchar por una nueva dirección que reemplace a la vieja burocracia sindical. Sin delimitación del gobierno kirchnerista, la ruptura evade los grandes problemas de fondo.

El gobierno es el principal aliado de estas patronales vaciadoras y negreras, y es el que más ha trabajado para llevar a Foetra a donde está. Por todo, la trayectoria de esta conducción y luego de Racing, la Lista Naranja sacó una declaración planteando “el fantasma de Guillán volvió a Foetra”. Sin ningún balance político, esta ruptura será un paso hacia alguna otra variante de integración K, hacia la burocracia degennarista o simplemente una disgregación sin rumbo ni aporte al reagrupamiento clasista de los trabajadores.